Sala, una apuesta segura a la mejor mesa de la Sierra de Guadarrama en Madrid

  • A Sala, en plena Sierra de Guadarrama se va para comer sus famosas gambas a la plancha y sus extraordinarias chuletillas de lechal.
Gambas de Sala
Gambas de Sala

Sala es un restaurante enclavado en plena Sierra de Guadarrama, a distancia de un maratón de Madrid. Es un lugar único que descansa a un lado de la carretera que asciende hacia Cercedilla con el fondo incomparable del macizo de la Sierra. Un no menos impresionante chalet de piedra y tejado de pizarra con aspecto de gran mansión, muestra a mediodía un parking casi siempre lleno.

A Sala se va entre otras cosas, sobre todo por sus gambas, sus riquísimas gambas a la plancha. A la vista de las mismas, las papilas gustativas salivan y los receptores del cerebro segregan ansiedad esperando poder chupar su cabeza e hincarle el diente al resto. Probablemente se harán la misma pregunta ¿Cómo es posible que en plena Sierra, en el centro de la Península se sirvan unas gambas dignas de la mejor barra del Mediterráneo? La respuesta es el empeño del “Jefe”, dotado de grandes dosis de ilusión, mucho esfuerzo y un inagotable empeño por hacer las cosas bien, muy bien y siempre igual, con la misma calidad.

Sentado en el gran comedor en invierno y en la soberbia terraza techada cuando el tiempo lo permite, descubrirá una carta con varios capítulos, pero muy pocos platos en cada categoría. Todo está muy pensado y medido. Cuanto más serio es el restaurante y más profesional su propuesta, su carta es más reducida. La calidad de un restaurante es inversamente proporcional al tamaño de su carta. Cuanto más hojas y más amplia es esta, menos calidad pueden dar, primero porque los productos no pueden ser tan frescos y segundo porque es imposible bordar decenas de platos. Sala sólo hace lo que hace bien, y eso se nota en la ocupación constante de su comedor desde hace años.

Cada restaurante, cada cocina, tiene su especialidad y a Sala se viene a comer un menú muy concreto: Las gambas a la plancha en raciones de un cuarto, media o kilo. En temporada tienen buen tomate aliñado con un buen AOVE. Media docena de croquetas cremosas y ricas. Y como plato principal las chuletillas de cordero lechal hechas sobre sarmiento para que capten el ahumado característico, acompañado de patatas fritas. La bodega suficiente. Manzanillas y finos para acompañar las gambas y una correcta representación de tintos para acabar con las chuletillas.

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