Taberna Pedraza fue una de las sorpresas más gratas del año 2014. Abrieron en un pequeño local en la zona de Retiro, la milla de oro más cara desde el punto de vista gastronómico por el altísimo nivel de la competencia que allí se ha instalado desde hace décadas. Desde el inicio el fenómeno Pedraza corrió de boca en boca y casi desde el principio se hacía imposible lograr una mesa en el pequeño espacio en que abrieron, gracias a la brillante cocina (diminuta también) en la que Carmen Carro oficiaba de modo sobresaliente para ofrecer una propuesta de platos sencillos muy ricos.
En menos de dos años desde su apertura se vieron obligados a cambiar de local y ampliar sus dominios en la misma calle Ibiza también con nuevas propuestas de las que hablaremos en otra ocasión. Multiplicaron el espacio, habilitando no sólo más mesas sino haciéndolo más acogedor y dando también más metros a la cocina. Atrás quedaron esos tiempos en los que Carmen peregrinó desde un sitio a otro en busca de los cocineros que mejor hacían tal o cual plato para aprender de ellos. Ahora y desde hace más de tres años es ella quien los ejecuta con notable brillantez.
La cocina de Taberna Pedraza divide su éxito a partes iguales entre la impecable ejecución de Carmen y en la rigurosa y acertada selección de proveedores y productos básicos con los que mantienen una despensa de altísimo nivel que evidentemente imprime carácter y se deja notar en el resultado final. Además el hecho de no haber caído en la imperante corriente de cocina fusión que todo lo confunde, Taberna Pedraza mantiene un recetario absolutamente clásico, de platos, ingredientes y técnicas nacionales. Aquí se sabe lo que se viene a comer.
Un catálogo de recetas propias de una taberna en la que las tortillas al estilo de Betanzos que se sirve jugosa un punto antes de que cuaje es la reina de la fiesta. Las croquetas de rebozados finos y crujientes y bechamel bien trabajada resultan cremosas; las patatas bravas, los ‘felinos’ mejillones tigres o su magnífica ensaladilla rusa. Las excelentes raciones con D.O., como la chistorra de Lasarte y los guisantes lagrima de Llavaneres (en temporada); la butifarra de Olot, y la riquísima morcilla de Beasain; completan una larga lista de entradas.
Más de 35.000 tortillas hechas en estos tres años; la avalan y sitúan junto con Sylkar (otro de los templos de la tortilla con 100 diarias) a la cabeza de las mejores tortillas de Madrid. Las carnes de vaca vieja gallega, o el pichón de sangre a la parrilla con chalotas glaseadas son la muestra perfecta de que aquí las ideas están perfectamente claras, y no se dejan influenciar ni impresionar por modas y corrientes que todo lo confunden, y además cada plato se ejecuta con brillante solidez. La hamburguesa de buey gallego, es un modelo a seguir y los canelones de carne rustida, un plato sensacional.
Calle Ibiza 38, Madrid
Clasificación Global 7,50
Cocina 8,00
Sala 7,00
Bodega 7,00
Servicio 7,00
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