Una gran taberna de barrio y alta cocina en formato tapas en Bodega 1900

  • La taberna de Albert Adriá, un bar pensado para comer a base de tapas y elaboraciones típicas de un bar, en formato plato.
Plato Bodega1900
Plato Bodega1900
Plato Bodega1900
Para iniciar el picoteo, imprescindibles (si no las ha probado antes) las esferificaciones de olivas.

Fue el cuarto de los establecimientos abiertos por Albert y Ferrán Adriá con los hermanos Iglesias, propietarios de la marisquería Rías de Galicia y Espai Kru. La alianza entre ambas familias ha dado lugar a un exitoso grupo de restauración multiconcepto. Un grupo con una capacidad infinita para crear nuevos formatos gastronómicos y todos rindiendo a un nivel altísimo. Incluso el vermú, la bebida que utiliza Adriá como hilo editorial de su taberna de barrio, sirve como gancho para establecer alianzas comerciales con grandes marcas que entiendo ayudan al sostenimiento del negocio, un antiguo anhelo de Ferrán.

El nombre del Grupo, El Barri, hace referencia a la localización de sus negocios, todos en el barrio del Eixample a lo largo del Pararel; una zona donde efectivamente se respira un aire más mundano y real que los que se pasean en la zona alta de Barcelona junto a Sarria o abajo junto al Puerto, ambos más nobles y señoriales. El rótulo del establecimiento, en cambio, hace referencia al año de construcción del edificio de estilo modernista y en cuyos bajos se asienta la taberna-restaurante de Adriá. Frente por frente con Tickets, el icono del grupo y emblema del grupo.

El local tiene mucho encanto, las puertas de madera, de intenso y brillante verde, visten el local para disfrazarlo de taberna vieja de esas de toda la vida. Mientras, la terraza con mucho encanto viste un estilo retro y moderno al tiempo, con un par de mesitas. La ambientación interior es fascinante. En el vestíbulo de entrada una barra que no permite acodarse pues es una de las zonas de trabajo de los cocineros. Enfrente varias mesas y, al fondo la sala con el resto de mesas para comer. Taberna 1900 es un concepto original, un establecimiento con aire de bar y que, sin embargo, es un restaurante; un bar de tapas hecho para comer.

Un equipo de sala bien nutrido con abundante personal de sala, formado para orientar el servicio de un modo próximo y cercano. Bien instruidos para recomendar las especialidades de la cocina y explicar el detalle de cada plato. Con dos formatos para ordenar la comanda. Bien uno tipo ‘oamase’, el formato japonés para permitir que el chef decida por uno (unos cuatro platos), eso sí, en este caso, siguiendo las preferencias del comensal, con indicaciones del tipo de "Lo mejor del día", "Sólo los clásicos", "Un plato de cada capítulo"; o bien elegir a la carta. El menú comprende las tapas del ‘vermuteo’, la huerta, embutidos, la lonja, y la tierra (carne).

Para iniciar el picoteo, imprescindibles (si no las ha probado antes) las esferificaciones de olivas, cada una de las cuales incluye cuatro aceitunas y 2 piparras. Se toma aplastandola contra el paladar para hacer estallar la esencia a gilda. Los escabeches, navajas y revellón, fantásticos. Las almejas de Carril a la plancha, así como los percebes que, anuncian en una pizarra a la entrada, son de un calibre notable, ostensible. Los molletes, pequeños y delicados brioches uno de calamares con un ligero toque picante y otro de papada, con unas gotas de soja, mostaza y queso; son dos bocados muy atractivos.

La exqueixada de bacalao, elaborado sobre una base de tomate rosa y acompañado de aceitunas, esta vez sí, de verdad, es un clásico ideal para compartir. Las albondigas, recomendables y jugosa la entraña de Wagyu, un corte que cada vez se repite más entre los restauradores españoles, asumiendo la superioridad del conocimiento de la América Austral sobre los asados. Los quesos desde el gaditano y reconocido Payoyo de leche de cabra y oveja; a los catalanes de oveja: Or Blanc, del Montseny y El Miracle de Solsona; excelente colofón para acabar la comida.

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