Glass Mar del Hotel Urban, el amerizaje de Ángel León en Madrid

SEGUIR

Compartir esta noticia

Introduzca el texto aquí

Aunque acaba de llegar, hablar de aterrizaje cuando nos referimos a Ángel León no sería apropiado. Lo suyo es amerizar. El Chef del Mar tiene una vinculación con el mar va más allá de la propuesta de su gran restaurante Aponiente en el Puerto de Santa María. Ángel se identifica con el mar desde un punto afectivo y emocional y probablemente no ha habido otro personaje público con la dedicación y obstinación no sólo por descubrir las posibilidades de recursos casi infinitos que nos regala el mar, sino de difundirlo en un recetario sorprendente como una obsesión de vida.

El Hotel Urban ha sido y es el emblema de la vanguardia hotelera madrileña. Es la enseña de lujo, la punta de lanza que la ex-catalana cadena Derby implantó en la capital. Situado estratégicamente frente de Las Cortes, en el eje cultural y de museos más importante de Europa, es uno de los referentes para todo aquel que viaja a Madrid. Si las zonas comunes de bar han sido siempre un punto de encuentro del todo Madrid, es cierto que su oferta de restauración adoleciera de cierta personalidad que atrajera a la clientela que pretende. La apuesta por Ángel prevé revertir la situación.

Aunque hace unas décadas los hoteles de lujo de la capital adolecían de una cocina señalada y con impronta, hoy es raro el hotel de esta categoría que no ofrece una propuesta de cocina con distintivo Michelin. Así, el Hesperia con Santceloni, de Oscar Velasco: el Eurobuilding, con DiverXO, de David Muñoz; el Wellington, con Kabuki, de Ricardo Sanz; y ahora el Urban, con Ángel Leon; ofrecen en colaboraciones más o menos estrechas y espacios más o menos integrados en sus instalaciones, auténtica cocina de nivel.

Parece que Ángel pretendía ofrecer una versión más desenfada y con un enfoque más canalla de su cocina. Lo cierto es que la realidad es testaruda y la personalidad del Hotel Urban, ese gran lujo de vanguardia; acaba dedicando un espacio en consonancia con el espíritu y el alma del hotel. Aún así, en un espacio que preside un imponente esqueleto de ballena como referencia al Gran Azul y al fino (por los vasos de cata de los vinos generosos que se hacían con los pelos de aquél); Ángel quiere que sea un lugar desenfadado para beber y comer.

Por un precio medio entorno a 50 euros, Ángel pretende dar de comer bien, con algunos de los platos más característicos y emblemáticos de Aponiente, como el arroz con plancton, la royal de erizo o sus inigualables tortillas de camarones, sus originales embutidos del mar, hechos sólo a base de pescado; la chuleta de atún de almadraba y los incomparables camarones fritos con panceta y huevo que trae de La Taberna del Mar, el hermano pequeño de Aponiente.

Sin duda un acierto del Hotel Urban permitir que los madrileños que prueben la cocina del chef más vanguardista desde Ferrán Adriá.