Intenso sol de Sao Paulo da tregua para gastronomía y cultura latinoamericana

  • Después de una semana entera con los termómetros de la ciudad de Sao Paulo marcando temperaturas récord, el sol resolvió hoy dar una tregua para la realización del segundo festival cultural y gastronómico latinoamericano "Soy latino", que reunió en un mismo espacio la danza, la música y la culinaria.

Fabio Manzano

Sao Paulo, 18 oct.- Después de una semana entera con los termómetros de la ciudad de Sao Paulo marcando temperaturas récord, el sol resolvió hoy dar una tregua para la realización del segundo festival cultural y gastronómico latinoamericano "Soy latino", que reunió en un mismo espacio la danza, la música y la culinaria.

Muchas de las personas que pasaron por la zona oeste de la mayor ciudad brasileña se dejaron llevar por el ritmo y la gastronomía latinoamericanos que se tomaron literalmente todo la plazoleta del Memorial de América Latina, un espacio proyectado por el fallecido arquitecto Oscar Niemeyer en el barrio de Barra Funda.

Desde la contigua estación del tren metropolitano y del metro era posible sentir la música contagiosa de los ritmos latinos que marcaron el paisaje sonoro de esa comercial región paulistana durante este caluroso sábado.

En medio del ruido de los automóviles y de los autobuses en las avenidas próximas que circundan el Memorial de América Latina, vecino de la terminal de transportes Barra Funda, los músicos del mariachi Zarat tocaban el clásico "Bamboleo" de la banda francesa Gipsy Kings.

Después del repique mexicano, interpretado por músicos latinoamericanos radicados en Brasil, el turno sobre el escenario fue para el grupo folclórico Alma Guaraní, que remitió en su presentación a la historia de la danza Paraguaya.

El "Bastidor" presentado por los niños de la formación cultural antecedió a la "Galopera", con la que el público prolongó su euforia.

Para los amantes de los nuevos ritmos caribeños, mezclados con música electrónica, el DJ Pancho puso a bailar a todos con los éxitos del reggaetón puertorriqueño.

Danzas chilenas y bolivianas y juegos lúdicos colombianos, entre otras actividades, se sumaron a la alegría fiestera que se impuso a los amagues del sol de volver a calentar con la intensidad de ayer, cuando Sao Paulo registró una temperatura récord de 37,8 grados centígrados y una sensación térmica de más de cuarenta.

Las más de veinte tiendas de comidas típicas de los países de la región, con gastronomía desde el extremo sur de Chile hasta el norte de México, completaron el encuentro de culturas en suelo brasileño.

La preferida del público brasileño fue la cocina mexicana, que contó con largas filas para degustar las famosas paletas, helados de frutas algunos con un toque picante que ayudaron a refrescar la tarde de primavera, con sabor a verano, del sábado paulistano.

En el camión móvil de comidas "La Peruana", también las colas aumentaban para deleitar el paladar de los visitantes con el ceviche, el plato escogido para representar la culinaria del país andino en el evento.

"Yo comí en otras tiendas, pero quería también probar el famoso ceviche", dijo a Efe Rosi Rosendo, socióloga brasileña, quien el año pasado no pudo participar en el festival, pero por la "recomendación de amigos" se acercó hoy al evento.

Además de los sabores peruano y mexicano, otros países de la región, como Colombia, llevaron al festival "novedades" para los brasileños e inmigrantes, entre ellas el jugo helado del lulo, una exótica fruta tropical colombiana presentada por el restaurante Guanahí, y la lechona tolimense de Sabores de Mi Tierra.

El educador peruano Ives Berger, director y fundador del portal El Guía Latino y organizador del festival, destacó el aumento del número de visitantes entre la primera y segunda edición del evento.

"Hoy veo caras nuevas, de nuevos inmigrantes de la comunidad latinoamericana presente, pero tenemos muchos brasileños también", declaró Berger a Efe.

Para el también activista de los derechos de los latinoamericanos en Brasil, "el festival continúa contribuyendo para la integración de las comunidades y es una gran satisfacción ver la comunidad latinoamericana crecer. A pesar del gran número de personas, el festival es bien íntimo, parece el patio de nuestra casa".

La estudiante boliviana Ivana Maytá, pro primera vez en el festival, comentó que además de reencontrarse con la comida y costumbres de su país, pudo conocer "más amigos", mientras que la vendedora chilena Viviana Jeria resaltó que el evento es una "buena oportunidad de juntar a los latinos y conocer otras culturas".

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