La Galerna de San Sebastián, buena cocina y mejor despensa en Donosti

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Si tras el barrido de la Galerna en el norte, ese viento del noroeste, que despeja el horizonte y aclara los cielos, Rebeca Barainca y Jorge Asenjo, llegaron desde la Meseta para dar nuevos aires gastronómicos al barrio de Gros. En una de las zonas más atractivas de Donosti, a un par de calles de la playa de Gros, la más surfera de la ciudad, esta pareja de jóvenes cocineros abrieron un local pequeño, pero bien dispuesto de aires como dicen aquí euskandinavos, una suerte de combinación de estilo nórdico y vasco muy resultón. En Galerna se demuestra en cada plato, no sólo el gran oficio acumulado durante años trabajando en restaurantes vascos en la zona sino pasión por la cocina.

Galerna como reza el rótulo en alusión al popular viento del Norte ha venido a completar la abundante e increible oferta culinaria del barrio de Gros, que de unos años a esta parte ha visto florecer docenas de establecimientos con una planteamiento más que interesante, con una decoración original y bien ideada y lo que es más importante con una cocina muy cuidada. A establecimientos clásicos como el Bergara se han unido un puñado de bares interesantes que completa Galerna y su ballena negra como emblema de buena cocina.

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Galerna es un restaurante que, como la inmensa mayoría de locales donostiarras creen en el mejor producto como si de una religión se tratase. Rebeca y Jorge no ceden un ápice en un tema capital para su cocina como es abastecer la despensa sólo con producto de pequeños productores que les aseguren huevos de las mejores gallinas, verduras y hortalizas orgánicas, carnes de los mejores pastos y por supuesto pescado de las lonjas cercanas. Hace ahora dos años que abrieron con la intención de hacer una cocina ante todo bien hecha, pero con chispa y mucha frescura en planteamientos que denotan personalidad y no se deja llevar por modas mal entendidas.

La filosofía con la que acometieron este proyecto fue el de crear primero un entorno y un ambiente agradable en el que cualquiera se sintiera cómodo y relajado, preparado para disfrutar de su cocina de producto. Después, todo lo demás llegaría como consecuencia de su pasión por cocinar, de la ilusión y con la que cada día acuden a sus proveedores para confeccionar un menú del día soberbio que cambian cada día y que consta de un aperitivo, un primer plato del que entre tres opciones se puede elegir uno o dos medios, más postre. Una fórmula infalible por su calidad y porque cada día varía.

Platos que provienen de su cultura culinaria castellana como un ajoblanco que interpretan refrescandolo más con manzana y apio; o unas migas a la que añaden el sabor largo del verdel. Impecable el asadillo de morrones ligeramente especiado y sardina ahumada. Sorprendentes mar y montaña, como la oreja de cerdo a la plancha con pulpo asado. Muy acertado también el pulpo del Cantábrico con papa y mojos canarios. El atún rojo a la plancha, en su punto perfecto, jugoso y sabroso. Y de las carnes, un formidable pato de granjas locales que elaboran a la brasa, y que da un punto ahumado perfecto y un sabor rico y sabroso.