La tasa de mortalidad entre los mayores de 64 años cuadruplica a la del resto de población


El segmento de la población mayor de 64 años presenta una tasa de mortalidad en las carreteras y calles españolas casi cuatro veces superior al del resto de la población. Cada año, alrededor de 500 personas mayores mueren en accidentes de tráfico.
Así se pone de manifiesto en el informe ‘Mayores y seguridad vial: Manual de recomendaciones de diseño urbano. La perspectiva de las personas mayores’, que elaborado por la Fundación Mapfre reflexiona sobre la necesidad de que las calles y carreteras cuenten con unas infraestructuras viales más adaptadas a las necesidades de los conductores y peatones mayores.
Mientras el número de fallecidos en carretera ha descendido en los últimos años de forma notable, el estudio denuncia que la siniestralidad de las personas mayores ha disminuido mucho menos.
En este sentido, la Fundación Mapfre recuerda que este colectivo representa el 13 por ciento del total de conductores en España y el 27 por ciento de los fallecidos en accidentes de tráfico en 2012, un dato que contrasta con la cifra del año 2001, en la que los mayores fallecidos representaban apenas el 16 por ciento del total de víctimas mortales.
Los peatones mayores también se encuentran con muchos obstáculos. Casi cuatro de cada diez apenas se desplaza a pie por la ciudad, una cifra que va en aumento, debido principalmente a la presencia de desniveles en el pavimento de las calles, aceras con una anchura insuficiente, paradas de autobuses sin marquesinas y sin bancos para esperar, y pasos de peatones mal cuidados, sin cebreado tradicional, sin refugios y sin semáforos con cuenta atrás que indiquen el tiempo que queda hasta que se ponga en rojo.
Para revertir esta situación, la Fundación ha elaborado un manual dirigido a Ayuntamientos, técnicos en diseño vial urbano y responsables de centros de salud, hospitales y residencias, entre otros, en el que propone, por ejemplo, mejorar la señalización de los pasos de peatones, espacios que el 13 por ciento de los mayores considera inseguros, al estar señalizados en muchas ocasiones con dos marcas viales horizontales discontinuas en lugar de las franjas paralelas horizontales tradicionales en forma de cebreado. También plantea rebajar los bordillos, incrementar las zonas en las que el límite máximo de velocidad es de 30 kilómetros por hora, las calles peatonales y situar las paradas de los autobuses con marquesinas con bancos y en rectas, que según los mayores encuestados son las más seguras.

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