La 'tuitosfera' cubana se reune en la clandestinidad

  • Alrededor de una docena de la pequeña, pero palpitante, comunidad tuitera cubana se ha reunido en un restaurante de La Habana para 'desvirtualizarse'. Se trataba de emparejar, por primera vez, las caras de unos desconocidos con los nombres de usuario que les son familiares de la red social.
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Alrededor de una docena de la pequeña, pero palpitante, comunidad tuitera cubana se ha reunido en un restaurante de La Habana para 'desvirtualizarse'. Se trataba de emparejar, por primera vez, las caras de unos desconocidos con los nombres de usuario que les son familiares de la red social.

La velocidad de conexión no pone las cosas fáciles a los opositores que se organizan en Cuba a través de los blogs o Twitter. De hecho, la isla cuenta con el segundo peor índice de conexión a internet del mundo.

El sistema para reconocerse ha sido el propio de estas reuniones 2.0. En una tarjeta que llevaban colgada en la ropa, se leía el nombre de usuario de cada uno de ellos, junto con el hashtag usado por los organizadores del evento (#TwittHab) y una bandera cubana. Uno a uno se han ido presentando y han contado su historia personal en el mundo del social media. Y tampoco han faltado las conversaciones sobre el número de followers y la repercusión de los 'tuits' de cada cual.

"Muchos de nosotros no nos conocíamos. Se trata de salir de detrás de las arrobas", contaba @alondraM al diario estadounidense Washington Post. A su lado, según recoge la publicación, Alejandro Cruz (@cuba1er.plan) hablaba de cómo los cubanos han incrementado en los últimos tiempos su uso de las redes sociales para compartir intereses e información.

La conexión daba la lata, pero muchos de ellos miraban con esperanza al futuro, que se antoja algo mejor. Se espera que un cable de fibra óptica llegue a Cuba desde Venezuela este mismo mes, lo que permitiría mejorar la velocidad de las conexiones. La Oficina Nacional de Estadística cubana publicaba el pasado año que sólo un 2,9% de los ciudadanos tienen acceso a internet, la mayoría desde centros escolares o desde sus lugares de trabajo.

Pero de la necesidad nace la virtud y así los tuiteros cubanos han desarrollado formas ingeniosas de seguir compartiendo información. Por ejemplo, cuando quieren mandar un mensaje desde la calle, envían un mensaje de texto con el móvil a un número de otro país que lo convierte automáticamente en un tuit. No es un servicio barato. Cuesta cuatro dólares de inicio y un dólar más cada publicación, en un país en el que el salario medio está, en términos internáuticos, alrededor de los veinte tuits.

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