Los platos caseros y económicos de "El Comidista", en un atípico recetario

  • Ha popularizado términos como "comida viejuna", tiene más seguidores en Twitter que Rubalcaba y defiende que quien come frutas y verduras fuera de temporada es tonto: es "El Comidista", uno de los blogueros gastronómicos de referencia en España, que ahora publica un recetario poco ortodoxo.

Lorena Cantó

Madrid, 27 sep.- Ha popularizado términos como "comida viejuna", tiene más seguidores en Twitter que Rubalcaba y defiende que quien come frutas y verduras fuera de temporada es tonto: es "El Comidista", uno de los blogueros gastronómicos de referencia en España, que ahora publica un recetario poco ortodoxo.

Mikel López Iturriaga, el periodista tras los fogones de "El Comidista" quería que el libro (Plaza Janés) "se desmarcara de los recetarios tradicionales" y mantuviera la filosofía de su blog, es decir, recetas fáciles de hacer en casa pero no exactamente las de toda la vida, sino con algún giro original, y económicas.

"Tal y como están los tiempos, hay que hacer un esfuerzo para que las cosas sean baratas", explica el autor en una entrevista con Efe en la que precisa que por eso el libro no tiene fotos, para que "Las recetas de 'El Comidista'" sean más asequibles.

El libro no es un manual a la usanza: al principio de cada receta el autor cuenta, con humor, la historia que hay detrás de cada plato, desde la pasta con puerro y anchoas que apañó al volver de un viaje y encontrar la nevera como un erial, a una sopa de tomate, higos y comino inspirada en la que hacía el monje cocinero del Monasterio de Guadalupe.

Además, Iturriaga, que en su día fue periodista musical, recomienda discos para cocinar cada una de las 150 recetas. The Mama's and the Papa's para el cordero al chilindrón, Elvis Costello para el escabeche de pavo, las Ronettes para la tortilla de patatas y aceitunas negras, los Beatles para el arroz con leche o The Kinks para las bolitas de garbanzo.

Tampoco encontrará el lector las consabidas categorías de "entrantes", "carnes" o "postres", porque "El Comidista" ha optado por una clasificación un poco más personal.

Comenzando por "Fast Food de la buena", comida rápida que no es necesariamente basura, el libro ofrece recetas para presupuestos escasos ("Para ti que eres pobre"), para "valientes, tragaldabas y zampatortas" ("Cocina Heavy Metal") y para humillar a los compañeros de trabajo con la tartera "y hacer que muerdan el polvo y se avergüencen de sus tristes ensaladas de pasta".

Otros apartados proponen platos para lidiar con la resaca ("Comida postalcohólica"), engañar a los invitados sirviendo sobras y, por supuesto, platos "viejunos", "comida del año de la polka adaptada a los tiempos modernos", desde las sopas de ajo a acelgas en adobillo o codornices.

Iturriaga precisa que el término "viejuno" está sacado de un programa de televisión, aunque a partir de ahí se le ocurrió comenzar una serie en su blog en la que "entrevistó" a otros tantos platos anticuados como el cóctel de gambas, la tarta al whisky o el san jacobo.

"Se trataba de hacer las cosas con sentido del humor, pero con contenido, dando información de cada plato y alguna aplicación práctica", señala este periodista cuya perdición son el marmitako y las pochas riojanas, y cuya mayor pesadilla culinaria fue "una especie de pasta de pescado fermentado asquerosa" que probó en Laos.

Anchoas, verduras, fruta y vino nunca faltan en la nevera de "El Comidista", cuyo blog bebe de muchas fuentes, aunque cada vez más de sugerencias de sus seguidores en las redes sociales Facebook (7.100) y Twitter (30.000).

Desde allí, Mikel López Iturriaga promete continuar con su cruzada personal, la de conseguir despertar a la gente la curiosidad por la cocina casera, en un país, España, que lidera la alta gastronomía internacional mientras, irónicamente, su recetario tradicional languidece y amenaza con desaparecer, y los españoles se atiborran de precocinados.

"Me parece muy bien la alta cocina, sigo el trabajo de los grandes cocineros y muchas de las cosas que van descubriendo acaban pasando a la cocina que hacemos en casa. Pero a la vez es un mundo en el que hay mucha tontería y a la larga toda esa "sacralización" de la gastronomía tiene un efecto pernicioso, que es el de alejar a la gente de la cocina", sostiene.

Defiende, por contra, que "para hacer un plato rico, sencillo y rápido no hace falta ser Einstein".

"Esa es mi guerra, conseguir que la gente se anime a hacer algo tan divertido como es cocinar. Internet está teniendo un efecto positivo, hay una auténtica explosión de blogs de cocina con buena información, y para mí eso es la esperanza", concluye.

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