Los siete mejores hoteles de España

Ubicado en plena ciudadela de Cáceres entre un abigarrado conjunto de espléndidos palacetes y campanarios que emergen por encima de los tejados de un casco histórico rodeado por la muralla. Atrio es un monumento arquitectónico firmado por Luis Mansilla y Emilio Tuñón. Es el mejor ejemplo de integración urbana singular en un entorno en el que se solapan vanguardia y tradición. La luz juega y acentúa un diseño de espacios escondidos, de puntos de fuga y volúmenes únicos. Su cocina y su bodega recrean sensaciones únicas en la mesa. Toño hace una cocina sin límites, libre, que nace de la despensa local y se enriquece con guiños de la gastronomía mundial. Una cocina estética, plástica y colorista. Su bodega pasa por ser la mejor colección de vinos patrios y franceses. El trato personal, inmediato, atento y medido de sus dueños, Toño y José; hacen que su servicio sea el mejor posible y que la hospitalidad adquiera todo su sentido.

Ubicado en la orilla izquierda del Urumea, no tiene las increíbles vistas del otro gran hotel de La Concha, pero su planta realza la belleza de la ciudad con más clase de España. Levantado a principios del Siglo pasado, su diseño de Belle Epoque le sitúa como el hotel con más charme y elegancia de España. La grandiosidad de sus salones, sus amplias escaleras, los espejos en los que se han reflejado todas las estrellas del cine y la música que han visitado la ciudad, sus alfombras mullidas y sus habitaciones de ensueño; le hacen el más elegante de todos. Déjese embriagar por la coctelería del Dry Bar mientras Fito, su Barman, le prepara un cóctel y le descubre las historias de las grandes estrellas que descansaron en el hotel. Elegancia, tradición e innovación.

Elevado sobre el monte Urgull disfruta de una de las vistas más fascinantes que la retina puede contemplar. Al pie de las habitaciones de Akelare se despliega la fascinante bravura unas veces y la serena tranquilidad otras del Mar Cantábrico. Un hotel volcado sobre la postal de la Bahía más singular de España. Pedro Subijana, cocinero con tres estrellas Michelin, ha ampliado su propuesta con un hotel magnífico de habitaciones amplias, cómodas, decoradas con materiales nobles y cálidos y con una terraza asomada al mismo Golfo de Vizcaya en la que desayunar y contemplar las puestas de sol. Además, su espléndida cocina de vanguardia, una de las más técnicas y depuradas, ofrece tres menús diferentes, lo que le sitúan como una de las mejores opciones para disfrutar de su estancia en este paraje maravilloso.

Si están de acuerdo en que el lujo no se mide por las pulgadas del televisor de cada habitación, ni por los watios de potencia de los altavoces de la discoteca del hotel, ni siquiera por la calidad del wifi para conectar un ordenador. Si creen que el lujo se mide por el ambiente de tranquilidad que ofrezca el hotel, por el número de horas que los huéspedes desconecten de la realidad diaria; por lograr que ni siquiera se eche en falta una televisión, ni una conexión limitada al móvil; que se emplee el tiempo en hablar, leer, pasear, disfrutar del silencio, de un buen libro, de la compañía y de una gastronomía de producto y de cercanía; este es su hotel. Enclavado en la serranía de los puertos de Beceite, en un paisaje que no ha sido alterado por el hombre, su torre se alza, silenciosa. Aquí producen su propio aceite, verduras y hortalizas; la despensa con la que nutren la cocina elaborada y rica de su restaurante. Sus terrazas volcadas al valle se han ideado para disfrutar de la contemplación del paisaje mientras disfruta de una copa de buen vino.

Ibiza es la isla de los colores. Del verde sorprendente de sus pinos, del blanco de sus casas, uniformizadas por la cal para absorber el sol de su cielo azul, al color turquesa del agua que baña sus calas. Alejado de la costa, en un alto desde el que se domina el paisaje hasta la línea del horizonte, el Hotel Les Terrases está formado por distintas intensidades de blancos, de patios, manteles, paredes, suelos y chimeneas, colchas, parasoles y contraventanas de blancos puros, limpios, relajantes, intensos y decapados conforman una isla de belleza propia dentro de una isla.

Vejer de la Frontera es un pueblo blanco, encalado, situado en una elevación defensiva y amurallada y desde la cual el río Barbate difumina su perspectiva hasta morir en el océano. El hotel La Casa del Califa, es uno de esos establecimientos con tanto encanto y tanto sabor que debería ser parada obligatoria para todo el que bajase al Sur. La Casa del Califa tiene duende. Se levantan a partir de espacios que nacen de edificios distintos que se unen como en un puzzle, para crear rincones, patios, terrazas y habitaciones con un encanto único. Unos tramos de escaleras unen patios con pozos de agua a donde vierten algunas ventanas de las habitaciones. Desde la Tetería, en la azotea, se divisa de vistas fantásticas de África y de atardeceres mágicos. Su restaurante elabora una cocina de dos mundos: La cocina local, de ternera retinta, verduras locales y platos exóticos del Magreb llenos de significado.

Porque disfruta de un clima primaveral todo el año, porque es un oasis al sur de la isla de Tenerife, cerca de los acantilados de Los Gigantes, por sus piscinas de agua infinita, por la armonía de sus jardines, por el paisaje volcánico que rodea el paraje y que limita con el gran azul y por su potente propuesta gastronómica. Un funicular privado salva la distancia hasta los acantilados por encima del verde tropical del hotel y los parajes volcánicos que llegan hasta el mar. El hotel Ritz Carlton Abama presume de dos grandes cocinas. M.B., que firma el maestro Martín Berasategui, con dos estrellas Michelin y la de Kabuki de Ricardo Sanz y que aquí ejecuta con personalidad Daniel Franco. Lo que le sitúan en la vanguardia de los hoteles con mejor cocina del país.