Han pasado más de tres décadas desde que viésemos a la Princesa Leia pedir socorro en una proyección holográfica. Desde entonces, además de convertirse en un manido recurso cinematográfico, la técnica ha visto toda clase de aplicaciones (bastante menos vistosas) en reproductores de DVD, billetes o tarjetas de crédito. Kinect, el sensor por movimiento con que Microsoft derribase cualquier barrera de entrada al videojuego, ha querido llevar a la holografía un poco más allá, acercándola al atractivo de la cinta de George Lucas. HoloDesk, que se así se llama el último experimento gestado en los laboratorios de Microsoft Research, se sirve de la cámara, el propio Kinect y una superficie de proyección transparente, para permitir al usuario la interacción con objetos renderizados en tres dimensiones. Como se aprecia en el vídeo que acompaña a esta información, el usuario tan solo tiene que colocar las manos bajo el soporte visual y comenzar su interacción con las imágenes. Se trata de una ilusión óptica por la que los gráficos 3D parecen cobrar volumen físico.Tras salvar vidas en los quirófanos y guiar a invidentes, Kinect nos permite ahora tocar objetos virtuales, un avance de lo más prometedor en el campo del entretenimiento electrónico. ¿Sucederá la manipulación holográfica a la realidad aumentada como tendencia jugable?
José Carlos Castillo
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