Marea Alta, Marea Baja, un juego de altura en la ciudad de Barcelona

  • Es el último proyecto de Enrique Valentí y su propuesta conjuga una cocina que encuentra su fundamento en el mar, aportando un estilo marinero.
Vistas de Marea Alta./Marea Alta
Vistas de Marea Alta./Marea Alta
Vistas de Marea Alta./Marea Alta
Vistas de Marea Alta./Marea Alta

Para todos aquellos que viven en el interior uno de los encantos indiscutibles y que más se envidian de Barcelona es su conexión con el Mar Mediterráneo. Por la capacidad que tiene el mar de ampliar el horizonte, por como la brisa del mar regenera el aire de la ciudad, por la propuesta tan amplia de planes que ofrece una playa, pero sobre todo por la carga e influencia que el mar tiene sobre la dieta y la despensa. Marea Alta Marea Baja es el último proyecto de Enrique Valentí y su propuesta conjuga una cocina que encuentra su fundamento en el mar y tiene su perspectiva más allá de la línea del horizonte.

Marea Alta es un espacio de estilo marinero, en el que el suelo recuerda la madera de la cubierta de un buen yate, la decoración en colores blancos y azules y una pared que simula múltiples ojos de buey bien podría ser el ‘cockpit’ de uno de los barcos que atracan a los pies de la Torre Colón, en cuyo último piso se encuentra el restaurante. Con unas vistas impagables con las que se puede recorrer a vista de pájaro toda la ciudad, Enrique Valentí ha construido el marco más apropiado y espectacular en el que servir los mejores pescados de España y que prepara en dos formatos principales: Brasa y ahumados.

Si todo esto ocurre en la planta 24, en la 23, la Marea Baja. Un formato de cocina más informal, con un planteamiento más desenfadado y menos rígido pero con el mismo enfoque espectacular gracias a sus cinco terrazas y una propuesta de carta más sencilla, de platos para compartir, como unas fresquísimas ostras, ricos tartares y conservas caseras en la parte sólida de la carta. En la bebida, recuperan y dan protagonismo a la sangría, con más de una docena de variedades con macerados a partir de frutal natural de temporada y siempre sobre la base del vino tinto, blanco y cava.

En la planta 24, en Marea Alta, la protagonista es la brasa alimentada de carbón de encina que funciona según el tipo de pescado empleen ese día. Así, Enrique selecciona los pescados en función de la calidad que le aporta su origen: De Guetaria el rodaballo; de Cudillero, la merluza y la palometa; de Vigo, el marisco; de Palamós, su celebre gamba roja; y así hasta completar un exhaustivo número de proveedores. Del mismo modo recorre toda la geografía para encontrar la recetas que mejor interpretan cada tipo de pescado: El Mar y Montaña de Cataluña, los guisos menorquinos, las frituras del Sur...

De la brasa destacar las clásicas sardinas al espeto, y un soberbio rodaballo. las gambas rojas terciadas, muy sabrosas y de carne tersa. En su punto un buen solomillo de vaca vieja, jugoso y tierno. Los ahumados tienen también su relevancia. Aquí se ahuman los pescados, pero también las verduras, y las carnes. Los ahumados se hacen en frío y en caliente a partir de maderas como el sarmiento y el cedro. Sin embargo, a Enrique le gusta acortar el proceso, reduciendo el tiempo de los ahumados por debajo de las tradicionales 24h, para dejar el producto más entero y natural.

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