Nueva Inglaterra está a medio camino entre Massachusets y Connecticut y es uno de los destinos más atractivos de la costa este americana. Más allá de los Hamptons, Rhode Island fue uno de los primeros ‘spots’ de vacaciones para los más ricos de entre los ricos. Nantucket es su ciudad principal, una población de calles empedradas y típicas casas de madera, tierra de hermosas playas vírgenes que durante una buena parte del año mantienen un velo de bruma que les da un aspecto intrigante y solitario pero en verano se transforma en un destino luminoso y animado.
Nantucket luce una arquitectura americana característica de enormes mansiones que contrastan con las que se encuentran en primera línea, frente al océano, y que en tiempos fueron el hogar de los balleneros que poblaban Nantucket en el siglo XIX. Dicen que las Kardashian y Taylor Swift adquirieron una mansión aquí de 50 y 20 millones de dólares respectivamente. Hoy las ballenas han dejado paso a las langostas, uno de los platos más populares en toda la costa, y en sandwich, sí, ha leído bien, es un sándwich delicioso que preparan muy bien en B-ack Yard BBQ, con una cerveza artesana.
Curioso el Museo de las Ballenas que rememora el pasado de la isla que quedó reflejado en el libro de Moby Dick. “...El océano pertenece a los moradores de Nantucket...”, escribía Melville. El capitán Jim Genthers, un viejo lobo de mar organiza desde hace más de treinta años paseos en barco desde Jettys Beach. En Cisco beach puede aprender a surfear cogiendo las mejores olas de la isla. En Cisco Brebery puede disfrutar de una decena de cervezas artesanas tras ver el proceso de producción. Además, cuentan con una bodega en la que elaboran vino.
Al borde del océano en el mercado de pescado, pruebe los platos típicos de la zona: increíbles sandwiches de langosta, de pez espada, Soft Shell Crab y sopa de almeja; en Wharf Fish Store. En Propietors, oreja de cerdo y foie con un Bloody Mary. En Cru, uno de los locales con más estilo de la zona, sobre el mismo muelle, dese el capricho de beber una botella del mejor vino y probar un marisco absolutamente fresco, que pescan cada día en las frías aguas locales.
Si hay algo por lo que Nantucket es diferente a otros destinos es que aquí no existen las grandes cadenas que inundan todo el mundo. Sólo pequeñas tiendas con encanto. Charleston Shoe, sus famosos zapatos Canon cosidos a mano. Skinny Dip, moda de diseñadores independientes. Letarte, una marca local de trajes de baños surferos y con mucho estilo. Candle Street, cosas y objeto para casa, desde elementos de decoración, velas, a detalles para la mesa.
Para descansar, nada como el Ocean House Hotel, que se encuentra en una pequeña atalaya con las mejores vistas posibles sobre el océano. Una edificación de estilo victoriano de característica fachada de color amarillo y que contrasta con el faro más pequeño y antiguo de Norte América que en Brant Point guía desde el siglo XVIII a los yates de los multimillonarios que escapan del calor de las grandes ciudades en verano. Jeniffer Backman, al frente de Coast el principal restaurante del hotel, ofrece una cocina de estilo mediterráneo con el mejor producto local.
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