En el corazón del Madrid de los Austrias, con la estatua ecuestre de Felipe III como testigo, asienta Pestana, uno de los referentes de la alta hotelería portuguesa, sus primeros pasos en Madrid. Nada menos que en el espacio que ocupa la mítica Casa de la Carnicería y la antigua estación de bomberos, situada en la calle Imperial, en el acceso sur de la Plaza Mayor, aparecerán 87 habitaciones -10 de ellas suites con vistas a la plaza- para convertirse en uno de los hoteles con más gancho de la ciudad.
Casi 400 años de historia, albergados en este mítico edificio, servirán como punta de lanza de la llegada portuguesa a la capital, que se consolidará este 2019 también con la apertura del hotel Pestana CR7, que abrirá sus puertas en plena Gran Vía. Junto a ellos, y abierto previamente en 2013, está Pestana Arena Barcelona, que significó el inicio de la andadura del grupo luso en España pero con una larga experiencia internacional, con 96 hoteles distribuidos en 14 países distintos.
No es casualidad que sea la Plaza Mayor de Madrid el emplazamiento elegido, uno de los puntos más exclusivos de la ciudad, ni que sea la Casa de la Carnicería el edificio ideal –al que se ha sometido a una intensa reforma, respetando la arquitectura original- para dotarle de una personalidad acorde al lugar que ocupa en el imaginario colectivo del madrileño, ya que el afán rehabilitador de espacios históricos es uno de los principales lemas que enarbola la compañía. Así, turistas y ‘gatos’ descubrirán una nueva forma de hacer hotelería, que se engasta en el corazón de las ciudades para acompasarse a su ritmo, convirtiéndose desde el primer día en un habitante más. Aunque, en este caso, ser vecino en la Plaza Mayor son, nunca mejor dicho, palabras mayores.
Con numerosas balconadas abiertas a este gran espacio porticado y con todas las comodidades de un cuatro estrellas, Pestana Plaza Mayor es el epicentro geográfico desde el que cualquier turista podrá recorrer el Madrid más clásico tras despertar. Un desayuno en La Mallorquina de la puerta del Sol, un aperitivo en Casa Labra a base de tajadas de bacalao –hermanándose con la cocina portuguesa desde hace más de 100 años-, un paseo por la calle Arenal hasta llegar al Teatro Real; o una merienda castiza a base de chocolate y churros son todo ese tipo de cosas absolutamente cercanas que se podrán hacer desde esta excepcional ubicación.
Una vez de vuelta, confort, lujo accesible y una buena dosis de historia esperan al viajero, que puede paladear lo más clásico de la escena matritense desde sus estancias. Además, para llevar la experiencia del relax un peldaño más arriba –y nunca mejor dicho, ahora entenderán por qué- el hotel cuenta con Spa & Fitness Center, sala de masajes, fitness center y gimnasio. Junto a ellos, dos piscinas, una cubierta –aprovechando la estructura original del edificio- y otra ubicada en el último piso del inmueble, al aire libre, y con unas sensacionales vistas sobre los tejados de Madrid.
La oferta se termina de consolidar con una propuesta de buena mesa, acorde al uso original del edificio, con el restaurante Rib – Beef & Wine, instalado en el patio interior del recinto. Aquí convivirán en buena armonía, como en los tiempos de la Pax Hispanica del mencionado Felipe III, recetas de esencia portuguesa con platos de inspiración española y sobre todo mucha carne, como corresponde a la cocina del chef Rui Martins (nombrado chef portugués del año en 2016 y famoso por los dos Rib que ya dirige en Lisboa y Oporto). Todo ello maridado con vinos muy ibéricos en los que las referencias de las dos caras de la península se darán cita para reivindicar la armonía de dos países casi hermanos y ahora, gracias a Pestana, un poco más cercanos.
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