Cuatro formas de vivir el estilo hygge, todo lo contrario a estar estresado

  • Una actitud y filosofía de vida centrada en la felicidad, la relajación y una experiencia hogareña reconfortante.
No estrés
No estrés

Noruega es el país más feliz del mundo, seguido muy de cerca por sus vecinos daneses, finlandeses y suecos. Una de las regiones del mundo con mejor calidad de vida según el ‘World Happiness Report’ que cada año elabora las Naciones Unidas. Esta zona es además la principal responsable del estilo de vida más seguido  actualmente: la filosofía hygge, que en danés significa “bienestar”.

Una actitud y filosofía de vida centrada en la felicidad, la relajación y una experiencia hogareña reconfortante. Permite alejarse del estrés y fomentar un ambiente en el que el confort lo es todo. ¿Las claves para practicarlo? 

Ambientes naturales

El estilo hygge es una oda al hogar. Por ello, es primordial crear la atmósfera perfecta en casa, y para conseguirlo, los daneses se inspiran en el bosque y la naturaleza, con lo que decoran con materiales como la madera, las plantas, y juegan con texturas como la lana. Utensilios fabricados con plástico o metal se intentan evitar por no estar ligados a lo natural. El olor es también una parte importante en el mundo hygge, y las velas aromáticas se hacen imprescindibles para crear un ambiente acogedor.

Platos reconfortantes y ligeros

Disfrutar de la comida y, sobre todo, de cocinar, es otra de las reglas básicas de la filosofía hygge. Platos reconfortantes conforman un menú hygge: los famosos rollitos de canela, cremas y sopas calientes, ‘smørrebrød’ -o la tostada danesa, elaborada con pan de centeno junto con salsas-, quesos y huevos, las gachas noruegas, ‘rømmegrøt’ se elaboran con avena, leche, crema agria y harina de trigo. Una buena alternativa para que los platos sean más ligeros es optar por productos sin lactosa como leche o quesos.

Bye bye, tecnología

Un momento hygge al llegar a casa es desconectar totalmente de las redes sociales, el ordenador y la televisión. Crear un pequeño ritual de cuidado personal preparando un baño relajante y un tentempié ligero acompañado de una infusión o un té con leche sin lactosa es la mejor forma de relajarse y desconectar del mundanal ruido de la forma más mindfulness posible. Además, para conseguir un estado de calma completo, conviene aumentar la temperatura corporal, de tal forma que la filosofía escandinava opta por mantas de lana y calcetines o bufandas dentro de casa.

Activa la cara buena del estrés

El último consejo que ofrecen desde Kaiku Sin Lactosa es llevar a cabo una actividad que combine concentración y que a la vez mantenga un ritmo calmado. Dar rienda suelta a actividades como preparar collages, hacer un puzzle o pintar  permitirán activar la cara B del estrés: el “eustrés”. ¿En qué se diferencia? Es la parte más positiva del estrés y es la que permite sentirse entusiasmado para con una actividad que lleva consigo una recompensa positiva, en este caso, diversión y relajación.

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