Sacha, un imprescindible en Madrid frecuentado por famosos

  • Su cocina tiene un componente carnal y sensual que esta no debe perder.
sacha
sacha
sacha

Carlos y Pitila los padres de Sacha, regentaban un restaurante en Sitges, el mejor de la zona que cerraron cuando la España en blanco y negro de los años 70, se vio asolada por un brote de cólera. Se trasladaron a Madrid, a una de las zonas más divertidas de entonces, Chamartín, a una botillería semiescondida en un pasadizo de una calle cualquiera. Un local pequeño, pero con un encanto singular que potenciaba el carácter afable y extrovertido de Carlos y Pitila. Cuando faltaron, primero Carlos y después su mujer, Sacha fue adquiriendo galones, entrando en la cocina, y sobre todo supliendo la personalidad cordial y expansiva de sus padres.

La cocina en Sacha tiene un componente carnal y sensual que esta no debe perder. Pero Sacha ha conseguido ser algo más que un restaurante. Desde siempre ha sido un lugar para comer y beber, sí; pero también un sitio para charlar y disfrutar de grandes momentos. Sacha ha gozado desde siempre de un aura y una atmósfera que extendía, sus redes más allá de la gastronomía. Probablemente sin quererlo, pero la personalidad de las dos generaciones que han estado al frente del mismo, han atraído a lo más florido del mundo artístico e intelectual. De hecho, no hay actor o personalidad internacional que llegue a Madrid y no pase por Sacha.

Si el local tiene un encanto singular, con aire de auténtico bistró, recogido y acogedor, de decoración sencilla, que se traduce en un gran ventanal por el que pasa un torrente de luz, unas plantas sin mucho ornamento; cuadros que lucen en las paredes y aparadores que apoyan el servicio en sala; la terraza que monta en verano, es una de las más deseadas de la capital. Distribuida bajo una bóveda de plantas y árboles que dan cobijo en las horas centrales del mediodía, se vuelve mágica cuando cae la noche y se enciende con la luz de las velas.

En Sacha se come bien, más allá de corrientes y modas, en Sacha encontramos la cocina de siempre, la que no se pasa de moda. Sacha no responde a cánones establecidos o por establecer, ni a corrientes vanguardistas que reinterpretan todo; es algo mucho más sencillo que todo eso, es cocina rica y buena, cocina que gusta a todo el mundo, porque utiliza productos sencillos, pero de calidad y utiliza recetas de siempre y las ejecuta como lo haría la mejor cocinera en casa, pero con el barniz que da un profesional, que siempre es capaz de potenciar los sabores un punto más allá.

Si la carta de Sacha merece que echemos un ojo, su discurso exponiendo los platos que ha elaborado sobre la marcha tras visitar el mercado, merecen la máxima atención. De sus inmortales alcachofas fritas, a su imperecedera lasaña de txangurro y erizo; de su tortilla a medio hacer a la que versiona con potencia añadiendo chorizo; de las ostras fritas y en escabeche, a las lentejas con tuétano, elegantes y potentes. Originales recetas de mar y montaña a base de aves y marisco, y el empleo de la butifarra en distintas elaboraciones, dan lugar a una cocina de sabores y con una personalidad arrebatadora que conquista paladares y estómagos por un lado y el alma por otro.

Sacha

Juan Ramón Jiménez número 11
Madrid

Mostrar comentarios