Siete maneras de comerse el verano sin pasar calor

En verano, algunos dejan de comer para poder lucir una perfecta forma física en la playa yotros porque la simple idea de encender hornos y hornillos o de acercarse a un plato que echehumo les aterroriza. Pero a veces sólo se trata de mirar o reinterpretar algunos clásicos de lascocinas tradicionales para descubrir que en verano no siempre es necesario elegir entre morirsede hambre y morirse de calor.

¿Quién ha dicho que la pasta se tiene que comer siempre “al dente” y sobre todo caliente?La lasaña, los cannelloni, la carbonara y la boloñesa son ideales para los fríos y largos díasde invierno, pero no son la única manera de comer pasta. Ecléctica hasta el punto de queno se niega a ningún tipo de compañía, que sea carne, pescado, verdura e incluso flores yfruta, la pasta suele apoderarse como una bruja hechicera de cada uno los ingredientes conlos que entra en contacto, aprovechando los buenos auspicios del calor.

Pero basta con echar en una ensaladera la cantidad de pasta (preferiblemente corta y como siempre “al dente”)suficiente para el número de comensales y cubrirla con una lluvia de tomatitos cherry, trocitosde mozzarella, aceitunas negras en rodajas, hojas de albahaca y abundante aceite de oliva paraentender que esta reina de la buena mesa es capaz de robarles cuerpo, alma, corazón y aromasincluso a ingredientes completamente fríos, convirtiéndose en un primer plato que se guarda enla nevera y se puede consumar perfectamente el día después.

Hablando de algo que ya no se puede, sino que se debe comer el día después, el tabboule esuna ensalada fría a base de una especial sémola de trigo llamada bulgur y originaria de OrienteMedio y África del Norte. El bulgur es fácil de encontrar en tiendas de productos biológicosy sin embargo puede ser sustituido por el más común cous cous, que se deja remojar en elzumo del limón para luego añadirle sal, perejil, menta picada, tomates y cebollas, que son lasprincipales responsables de la prohibición casi categórica de consumir este platos antes de 12horas, durante las cuales las cebollas perderán su sabor agresivo desprendiendo todo su aromay su dulzura.

Complemento perfecto del tabboule, otro gran clásico de la cocina medio oriental,el hummus, un puré de garbanzos con ajo, sal, aceite, agua y limón al que se puede añadiruna cucharada de yogur para que quede más homogéneo y que se suele servir con perejil yverduras frescas.

Otra salsa fría perfecta para un aperitivo y cuya preparación prescinde orgullosamentedel fuego y de la electricidad es la salsa guacamole, ya que está prohibido amalgamar susingredientes – aguacates, tomates, cebollas, sal, azúcar, pimienta, pimientos, chiles, limóny sobre todo mucho cilantro, típico de la cocina mejicana – con algo que no sea un tenedor.

Ortodoxamente frescos tanto que está admitido echarles incluso algún cubito de hielo, elgazpacho y el salmorejo, su variante más espesa y más andaluza (y sobre todo sin pepino), nonecesitan ulteriores comentarios, salvo que como todos los grandes clásicos de la gastronomíapueden evolucionar en un sentido más moderno y más original – como es el caso del gazpachode fresas, él de plátano, él de melocotón y él de sandía – sin que los arquetipos pierdan suatractivo.

Si luego no se tiene ninguna intención de pasar por la cocina para llenar el estómago, el sushies sin duda el más veraniego de los aperitivos. Ligero, estéticamente perfecto, nutritivo, frío,el sushi nos salva incluso de la molestia de cortar, enrollar y recoger antes de comer, ya quesuele presentarse en atractivos bocados hechos a medida del consumidor más perezoso.

Y, como no, para acabar, el postre frío por excelencia: el helado, que este año supera lasexpectativas más atrevidas de todos los gourmet y sorprende con una gama de saboresque van desde el helado de wasabi (¡perfecto después del sushi!) hasta él de fresa yalbahaca, fresa y pimienta verde, “agua de Valencia” y también de pacharán. Con todas estasalternativas, ya no tenemos excusas para no comer o comer menos en verano. Y si por eso lasprobabilidades de superar brillantemente la prueba bikini bajan sensiblemente, ¿Qué más da?