Sólo 35 de los 2.982 presos con delitos de tráfico son mujeres

  • Madrid.- De los 2.982 reclusos internos en las cárceles españolas con delitos de tráfico y contra la seguridad vial, un tercio están en prisión por conducir sin carné, y solamente 35, un 1,17 por ciento del total, son mujeres, según datos de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.

Sólo 35 de los 2.982 presos con delitos de tráfico son mujeres
Sólo 35 de los 2.982 presos con delitos de tráfico son mujeres

Madrid.- De los 2.982 reclusos internos en las cárceles españolas con delitos de tráfico y contra la seguridad vial, un tercio están en prisión por conducir sin carné, y solamente 35, un 1,17 por ciento del total, son mujeres, según datos de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.

El número de presos por delitos de tráfico ha crecido más de un 50 por ciento en poco más de un año, al pasar de 1.881 reclusos a 1 de enero de 2009, a esos 2.982 internos contabilizados el pasado 15 de febrero.

Si a estos condenados en prisión se suman las personas en libertad condicional o con arrestos de fin de semana, el número de conductores que cumplen penas por delitos contra la seguridad vial asciende ya a 3.215 personas.

No obstante, sólo 779 personas tienen una infracción de seguridad vial como principal delito para permanecer en prisión, aunque se ha producido un incremento de casi el 300 por ciento en sólo dos años, cuando apenas eran 200 reclusos.

La mayoría de estos conductores condenados -el 33,21 por ciento- están en prisión por conducir sin carné, el 28,84 por ciento por conducción temeraria, mientras que un 26,24 por ciento cumplen condena por conducir bajo la influencia del alcohol o drogas.

Un 4,85 de los penados están en la cárcel por suponer un grave riesgo para la circulación, un 4,14 por ciento por negarse a someterse a las pruebas de alcoholemia y sólo un 2,72 por ciento por circular a una velocidad superior a la permitida.

Un estudio realizado en noviembre de 2008 sobre la totalidad de la población reclusa, reflejaba que un 77,7 por ciento de los internos conducía cuando estaba en libertad y, de estos, un 31,4 por ciento lo hacía sin carné.

La mitad de los que cogían el coche sin permiso alegaron falta de formación escolar o problemas de idioma, mientras que un tercio argumentaron carencia de medios económicos para pagarse las clases.

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