Tanto como "salvajes"...

  • Caius Apicius.

Caius Apicius.

Madrid, 23 feb.- Cuando oye usted calificar algo de "salvaje", ¿qué idea le viene a la mente? El de salvaje, o el de salvajismo, es un concepto que, en general, asociamos con un tipo de comportamiento que no se ajusta a las normas de convivencia.

Si aplicamos ese adjetivo a un animal, lo propio es pensar en un tigre, un león, cualquier otro que puede entrañar un peligro para el hombre. La verdad es que estos conceptos no son nada académicos, porque para el Diccionario "salvaje" es, simplemente, si hablamos de animales, lo opuesto a "doméstico", y si se trata de plantas, lo "no cultivado".

O sea, que sí, que puede que sea correcto llamar "salvaje" al tomillo que se encuentra en el campo, aunque nadie tenga constancia de que se trate de un ser agresivo, que ataque, que muerda, que son los comportamientos que asociamos normalmente con ese concepto de salvaje. Yo, desde luego, jamás llamaré así a una inocente y aromática mata de romero, que ni protesta cuando la arrancamos: la consideraré, eso sí, silvestre.

Pero más que de hierbas salvajes, aunque el vocabulario de los programas culinarios de televisión sea penoso, se habla de determinados animales salvajes. Yo creo que si a ustedes les preguntan por un pez salvaje citarán ante todo al tiburón, y seguramente con razón. Ahora bien, ¿podemos llamar salvaje a un rodaballo, a una lubina...?.

Bueno, la lubina o robalo es un depredador de lo más activo, y puede que a muchos otros peces les parezca un animal muy salvaje; pero el rodaballo...

Sucede que lubinas y rodaballos son de los peces más criados en granja y, en algunos mercados y en no pocos restaurantes, si el animal procede de pesca extractiva le dicen a uno, o lo escriben en la etiqueta o la carta, que lo que se ofrece es "rodaballo salvaje"'.

Llamar así a un animal tan pacífico, la verdad, es pasarse un poco, aunque académicamente sea correcto y el rodaballo, como casi todos los peces, también sea depredador. También es correcto llamarle "caldo" al vino, y a todos los que amamos el vino nos parece una barbaridad.

Bueno, el rodaballo de aguas libres es "salvaje" porque no es "doméstico'. Aquí también podríamos buscarle vueltas a la expresión. Doméstico viene de "domus", voz latina que significa "casa". Dejemos aparte el salvajismo idiomático de hablar de "vuelos domésticos" (¿se vuela del dormitorio al baño?) para admitir que un gato o un perro, o cualquier mascota que viva con sus dueños, bajo el mismo techo, es un animal doméstico.

Pero, aunque no sea salvaje, ¿una vaca, un cerdo, pueden considerarse animales domésticos en el más estricto sentido de la palabra? Creo que no. No viven en casa, con la gente, aunque ahora esté de moda tener un cerdo vietnamita como mascota. Pero por lo mismo que es una mascota, no se come. Y un rodaballo de piscina tampoco vive en casa, ergo no es "doméstico".

Eso sí: si por salvaje entendemos cualquier animal terrestre, bípedo con plumas o cuadrúpedo sin ellas, no domesticado, sí que comemos animales salvajes, desde un jabalí hasta un ciervo, desde una perdiz (bueno: cada vez menos salvajes) a un avestruz (tres cuartos de lo mismo: la mayoría se crían en granjas).

Pero anunciar rodaballos "salvajes" como si estuviéramos en el circo y saliesen a la pista a las órdenes de un domador (si hubo circos de pulgas, a lo mejor cualquier día hay circos de peces) me parece demasiado duro.

Y qué quieren que les diga de las famosas "hierbas salvajes"; que si formasen parte de un agua de colonia yo, por si acaso, compraría otra hecha con hierbas, como mucho, silvestres. Y poner una hierba "salvaje" en mi plato... vamos, es que ni pensarlo. ¿Y si me ataca?

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