Cuando hablamos de Abadía Retuerta a muchos les vendrá a la cabeza el fantástico hotel que la bodega mantiene en un antiguo convento del siglo XII, así como el restaurante con estrella Michelin, al frente del cual se encuentra Marc Segarra. Pero su verdadera esencia reside en la calidad de los pagos que rodean el complejo y los vinos que se elaboran en la bodega. En pleno valle del río Duero, una de las zonas vinícolas en las que se producen algunos de los mejores vinos de España, Abadía Retuerta, cuenta con viñedos con más de veinte años que dan lugar a vinos que se superan cada nuevo año.
Desde que se fundara la bodega allá por el año 1996, Ángel Anocíbar es el enólogo responsable de la bodega junto a Pascal Delbeck. Ambos han conseguido situar a Abadía Retuerta entre las bodegas más apreciadas de la denominación. Si bien la zona de Sardón de Duero se caracteriza por ser “tierra de tintos”; Ángel y Pascal han logrado que la sauvignon blanc se adaptase perfectamente a las condiciones climáticas que imperan en el terruño, para dar lugar a un gran vino blanco de guarda. Este año 2018, el Blanco Ledomaine 2017 sale con una producción de apenas 60 barricas.
Abadía Retuerta tiene una filosofía de vinificación por pagos. En cada una de sus 54 parcelas se cultiva de forma exclusiva un único tipo de uva. Este año pasado (2017) sus pagos han tenido un año climatológicamente raro, de lluvia muy escasa, lo que produjo un rendimiento muy bajo, no superior al 30%. Mientras, las altas temperaturas de mayo y junio produjeron la floración más temprana en la historia de la bodega, obligando así a una vendimia muy temprana que comenzó a primeros del mes de agosto. Aunque la uniformidad de la maduración de la uva fue muy heterogénea en cada pago, la calidad media fue notable.
Blanco LeDomaine 2017 es un vino blanco elaborado a partir de uvas de sauvingon blanc en un 80% y uva verdejo en un 20%. Esta combinación da lugar a un vino cuando menos original. Tras seis meses de envejecimiento medio en barrica de roble francés, el Blanco de Abadía Retuerta, se muestra intenso y complejo en nariz, mientras que en boca es un vino con cierta estructura y cuerpo. Es ligeramente ahumado y especiado. Es untuoso en la boca, de sabor largo, pero muy fresco y con una proyección de envejecimiento muy largo de al menos diez años en botella, tiempo durante el cual el vino potenciará sus cualidades.
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