Cinco razones para visitar Chile y su naturaleza indómita

  • Un paseo del espejo ardiente que forman los salares del desierto a los hielos de la Patagonia.
Glaciar Grey
Glaciar Grey
Glaciar Grey

Chile es un país que se conforma de norte a sur, parapetado entre la gran cordillera andina de cumbres tremendas y un océano grandioso. Es un país que se despliega a lo largo de más de cuatro mil kilómetros de costa que dan lugar a paisajes, flora y fauna; únicas que no existen en ningún otro lugar del mundo. Un país acotado entre las arenas infinitas del desierto de Atacama al norte y, la suavidad de las praderas y bosques verdes de la zona austral. Del espejo ardiente que forman los salares del desierto a los hielos de la Patagonia.

Desierto de Atacama

Es un mar de arena, el desierto mas seco y caluroso de la tierra. Un lugar que se asemeja más a un paisaje de otro planeta que a cualquier otro del nuestro. Si el suelo es un océano de arena, de noche, por encima de nuestras cabezas, el cielo es un mar de estrellas infinito que conforman uno de los espectáculos más grandiosos que el ser humano moderno puede ver.

Géiseres. El del Tatio

El Tatio es un campo minado de géiseres, esas fuentes de agua y calor que emergen con fuerza desde el interior del planeta. Espectáculos naturales de una fuerza asombrosa. Paisajes desérticos de tonalidades cálidas en los que predominan los colores anaranjados. Al amanecer se muestra toda la fuerza interior de la tierra con las columnas de vapor que se elevan desde el interior de los cráteres para impulsar y despedir el agua a gran altura y temperatura. Una naturaleza indómita y salvaje que el hombre no ha podido dominar, pero que se somete tranquila e impresionante para su contemplación.

El Cerro Morado

A menos de un centenar de kilómetros de su capital Santiago, en medio de la imponente belleza de los Andes Centrales cuyas cumbres permanecen todo el año coronadas de nieves eternas, varios cerros elevan sus perfiles majestuosos hacia el cielo para ser la referencia del vuelo sereno, silencioso y sostenido de la mayor ave de América: El cóndor.

El paisaje del Cerro Morado es de una belleza asombrosa. Cerros que definen y rodean al llamado Cajón del Maipo, el cerro más alto que se eleva por encima de los cinco mil metros. Es un paisaje de ensueño, de cascadas, de lagunas, de ríos y del espectacular glaciar colgante San Francisco, cuyos hielos eternos dan origen a la laguna del Morado. Una visión, especial que se confunde con un espectacular espejismo entre montañas nevadas.

Campos de hielo Sur

La impresionante barrera de hielos patagónicos, la tierra de los Campos de Hielo Sur, está compuesto por enormes bloques de hielo que se han desprendido de glaciares como el de Pio XI y el de O’Higgins. Es un territorio de inusitada calma en la que el efecto que refleja la luz del sol sobre las paredes de hielo producen efectos ópticos mágicos.

Un océano surcado por grandes mamíferos

En esta época de año y en los próximos meses la acumulación de krill y de pequeñas sardinas, alimento de ballenas, reúne al mayor mamífero del planeta. En Arica, aunque las aguas son cálidas casi todo el año, es en el verano austral cuando se dejan ver cachalotes y ballenas rorcuales a poco más de 20 kilómetros de la costa. Un poco más al sur frente a la Caleta Chañaral, en la Isla que lleva el mismo nombre, las ballenas australes, azules y francas aparecen muchas veces acompañadas por delfines nariz de botella y pingüinos de Humboldt. Puñihuil, en Chiloé, es una pequeña y poco conocida caleta, donde irónicamente se logran ver los animales más grandes que habitan la Tierra: las ballenas azules. Estos mamíferos, que pueden llegar a pesar 180 toneladas, también se asoman en Melinka, un pequeño poblado de la región de Aysén.

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