El encanto colonial de Cartagena de Indias: Café, literatura y gastronomía

  • Con el centro histórico de Quito y la vieja San Juan, son las ciudades más hermosas a ese lado del Atlántico. Una de las joyas coloniales de América.
Imagen panorámica de la bella ciudad colombiana.
Imagen panorámica de la bella ciudad colombiana.
Pixabay
Imagen panorámica de la bella ciudad colombiana.
Imagen panorámica de la bella ciudad colombiana. / Pixabay

Cartagena de Indias es una de las joyas coloniales mejor conservadas de América. Junto al centro histórico de Quito y la vieja San Juan, son las ciudades más hermosas a ese lado del Atlántico. Pero Cartagena ha crecido, se ha rejuvenecido y modernizado y ahora presenta dos caras diferentes, complementarias, pero dispares: Getsemaní, un centro de calles pavimentadas, de balcones de madera adornados de flores y plantas, de fachadas de colores y ventanas enrejadas y una recia muralla que la protege y separa de Bocanegra, una Cartagena moderna, vibrante, de rascacielos y avenidas que semejan los barrios más modernos de Miami.

La tradición cafetera de Colombia no es casualidad sino que es una consecuencia de la altitud y el clima idóneos de este país. En Abacus Book and Coffee, se unen dos de las tradiciones características de Colombia: El buen café y la buena literatura. En la confluencia de dos de las calles con más sabor del centro de Cartagena, María Elsa, su fundadora, ha creado un lugar de encuentro en el que el café es una excusa para adentrarse en el mundo de los libros y donde la lectura se justifica para tomar un café mientras se repasan las estanterías repletas de los mejores sellos editoriales.

El premio Nobel Gabriel García Marquez, tal vez el personaje más universal que ha vivido y paseado las calles de Cartagena, ha contribuido con sus novelas y sus relatos costumbristas en los que, describía las recetas y los platos que comían sus personajes; a dar relevancia a la rica gastronomía colombiana. Tanto que ha impulsado la llamada ‘ruta gastronómica de Gabo’, un paseo por los platos más representativos de su literatura. Desde la Torre del Reloj se recorre la ciudad para probar los bollos, patacones y limonadas que describía en Tiempos de Cólera. Comer en el bello patio de Carmen sus croquetas de yuca y foie líquido y trufa negra.

La privilegiada posición de El Café del Mar, sobre la misma muralla, le hace el destino más buscado de propios y turistas para disfrutar de una de las puestas de sol sobre la inmensidad del Mar Caribe más fascinante que pueda imaginar. Un atardecer en el que el sol enfila el horizonte frente a la terraza en la que suena constante música techno, eso sí con cierta clase, para darle ritmo al ritual que cada día repite el sol en su descenso sobre el mar. Un buen cóctel o una botella de vino blanco enfriado en la cubitera, harán el resto para que estos atardeceres se graben en la memoria de su retina.

Si no alquila un barco para realizar la excursión hasta las Islas Rosario, no podrá decir que ha estado en el Caribe. Medio centenar de islotes donde las aguas del Caribe adquieren su verdadero significado y se vuelven traslúcidas, simulan ser de cristal, absolutamente transparentes donde las barcas parecen levitar en lugar de flotar. Puede pasar el día en el Hotel San Pedro de Majagua, la que fue casa de un pintor francés enamorado de sus aguas verdes y corales. Snorkel para bucear y descubrir la belleza indescriptible de un fondo marino hecho de colores inverosímiles.

En la zona antigua de Cartagena de Indias, el Hotel Legend Santa Clara reúne lo mejor de los dos mundos posibles. El encanto de un viejo edificio colonial reformado para imprimir los cánones del lujo francés y hacer de este hotel uno de los más confortables para pasar unos días frente al Caribe.

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