Hotel Bulgari, la elegancia sofisticada en pleno centro de Milán

  • La ciudad refugio de todos aquellos que aman la elegancia y que gustan de vestir con distinción.
Bulgari
Bulgari
Bulgari

Tal vez Milán no sea uno de los destinos en los que primero se fija el viajero medio cuando se decide viajar a Italia. Parece que en el país transalpino existen una docena de destinos que pueden parecer más cautivadores y evocadores que este. Si bien Milán no tiene el romanticismo de Venecia, la majestuosidad de Florencia o el espíritu de una Roma que profundiza en los tiempos; su elegancia nos recuerda el Hollywood de los años 60, cuando el estilo y el glamour eran señas de una identidad que todo el mundo quería asumir.

Hoy Milán sigue siendo la ciudad refugio de todos aquellos que aman la elegancia y que gustan de vestir con distinción. Sus calles son una auténtica pasarela de la moda a la que uno asiste perplejo. Belleza y sofisticación sin medida y a partes iguales. En el corazón cultural y comercial de una ciudad vibrante que ama la ópera, el arte y las firmas de moda clásicas así como las marcas más vanguardistas, justo a espaldas del legendario Jardín Botánico, escondido e inaccesible para viandantes; se encuentra un hotel boutique de lujo, un rincón secreto en Milán: el hotel boutique Bulgari.

La ciudad esconde tras sus fachadas grises, auténticos palacetes, incunables de la arquitectura del siglo XVIII. Espacios como el referido que alberga uno de los hoteles con más encanto de la ciudad. Un espacio único, excepcional y privilegiado de 4.000 m2, que oculta en su interior un verdadero jardín verde en pleno centro de la ciudad y escondido de la mirada de curiosos. Un espacio de tranquilidad absoluta que permite expandir la mirada y el descanso como si de un oasis de serenidad y relajación infinito se tratase. El jardín del hotel Bulgari es un diseño la arquitecta paisajista Sophie Agata Ambroise.

El interior se viste con mármoles travertinos sabiamente combinados con otros de elegante color negro procedentes de Zimbawe con los que Sophie ha sabido crear una atmósfera que marca el estilo singular y exclusivo del lugar. La chimenea del salón, hecha de granito negro aporta calidez y da prestancia, elegancia y cierto prestigio a la estancia.

El restaurante resulta un espacio sencillo, que rezuma el lujo que sólo la luz y las vistas hacia el jardín pueden ofrecer. En él se puede disfrutar de la tradicional cocina italiana de sabores y aromas adaptados y reinterpretados en el que la estética del plato juega con formas y volúmenes que resaltan aún más el soberbio resultado de las recetas. Así, los spaghetti al pomodoro con tomates de la variedad piennolo, procedentes del Vesubio, se aderezan con queso de cabra y se añade el aroma de la ralladura de un limón para lograr un bocado sobresaliente.

El restaurante es un espacio elegante y sorprendente. El techo convexo del comedor se arquea sobre una terraza de resina negra con elegantes asientos al aire libre, que da a un jardín en el que florecen castaños de Indias, glicinas blancas, camelias y magnolias.

Disfrutar de una comida tanto en el interior del restaurante sentado junto a la cristalera, como a la sombra de los árboles es un placer que si Ud. puede no debe perderse.

Pero el hotel y su experiencia no acaba ahí, también sirve de refugio para dar confort al cuerpo en un Spa que ofrece todos los rituales del bienestar contemporáneo en un entorno suntuoso y elegante. La luz del día se filtra a través de las paredes de cristal e ilumina los azulejos de oro puro de la piscina. La sauna y el jacuzzi exterior permiten disfrutar de esta experiencia al aire libre protegidos por los espacios semi privados que delimitan los setos.

Mostrar comentarios