Lanzarote, la isla que regala paisajes de ensueño, sol, luz y buena gastronomía

  • Es la isla de paisajes irreales, clima bonancible, de buenos quesos y vinos y sabrosa pesca de especies autóctonas. Un destino para ir todo el año.
Una de las grandes islas del archipiélago canario.
Una de las grandes islas del archipiélago canario.
Pixabay
Una de las grandes islas del archipiélago canario.
Una de las grandes islas del archipiélago canario. / Pixabay

Quién más quién menos, de forma casi inconsciente, guarda en su interior el anhelo de vivir todo el año bajo el efecto positivo del calor del sol y de la luz natural que ilumina durante más horas cada día. Las estaciones del año son caprichosas, las horas de luz acortan y alargan el día, el sol se aleja y se acerca para confortarnos o exigir abrigo; y siempre, año tras año, con el cambio de cada estación, cuando el calor y la luz se debilitan, renace de nuestro interior un deseo irresistible de mudarnos a tierras más amables, que nos cobijen del frío y la oscuridad y no existe otro lugar en el mundo como las Islas Canarias y más especialmente Lanzarote.

Lanzarote es tierra en la que la naturaleza muestra su cara más caprichosa. Paisajes lunares y mares de lava que, transmiten una extraña sensación de tranquilidad y relajación. Terrazas que protegen los cultivos de los vientos que soplan desde el mar. Playas de arena negra, que muestran paisajes propios de otros planetas. Belleza extrema de farallones donde rompe el Océano y cuevas que ocultan aguas transparentes y tranquilas donde habitan especies de cangrejos ciegos únicos en el mundo. Valles de palmeras que recuerdan su latitud tropical y su situación a un lado de las costa africana y uno de los pueblos más bonitos de España.

Con permiso de Saramago y algún otro personaje ilustre, artistas e intelectuales; César Manrique es el hombre que modeló la isla, hasta adquirir su aspecto actual. Arquitecto y paisajista de la isla de Lanzarote, su vida se consagró a transformar y adecuar el paisaje de la isla. Al contrario de lo que ocurre con el resto de arquitectos las obras de Manrique no se ven desde el exterior, se muestran ocultas para no interferir el paisaje y en cambio, desde dentro se magnifican los paisajes sobre los que se asientan. El Mirador del Río sobre el Risco de Famara, y Los Jameos del Agua, una especie de cenote envuelto en roca volcánica negra.

No hace aún 200 años de las últimas erupciones que transformaron el paisaje espectacular del Parque de Timanfaya. Una composición de fuego y lava, un paisaje nacido de la furia interior de la tierra, que ahora se muestra sereno, quieto, sólido, firme y silencioso. La Casa Fundación de César Manrique, El Taro de Taíche, en Haría, sencillas paredes blancas esconden en su interior un escenario asombroso de espacios abiertos en burbujas de lava. Del mismo modo que los japoneses hacen virtud de terreros como jardínes Zen, Manrique dota a un paisaje de miles de cáctus de la máxima belleza.

Haría, esconde el Valle de las Mil Palmeras, una pequeña olla en la que desde siempre resalta el color verde y la estructura altiva y esbelta de miles de palmeras que dan un carácter propio al valle. El paisaje geométrico de La Geria, que dispone las vides de sus buenos vinos en terrazas situadas simétrica y milimétricamente alineadas conformando un paisaje único. Vides de cincuenta años de edad que se vendimian a mano para dar vinos que más que en ningún otro sitio muestran las particularidades del ‘terruño’. Más de trescientos años (1775) contemplan a la Bodega El Grifo y su elegante vino blanco Lías.

En Puerto Calero, junto a una buena flota de veleros que amarran aquí, el restaurante Amura, permite disfrutar de deliciosos quesos majoreros con finas y elegantes mermeladas de ciruelas rojas; pescados únicos que sólo habitan y nadan en las aguas oceánicas de las Islas Canarias, Chernes y Viejas, en salsa de erizos y suquet de almejas de profundo sabor marinero. En Teguise, la población más característica de la isla, el Hotel Palacio Ico, de aspecto colonial, de habitaciones amplísimas, de patios encalados en blanco y balcones de madera, completa biblioteca y música de tocadiscos y vinilos en salones y altavoces de alta fidelidad en las suites.

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