Montego Bay, un destino para un descanso invernal en Jamaica

  • Al caer la tarde se podrá disfrutar de un fenómeno natural que sólo se produce en otros dos destinos en el mundo.
Montego Bay
Montego Bay
Montego Bay

Jamaica es una isla de contrastes, de un pasado convulso y agitado, de piratas y bucaneros, que se equilibra con la calma y tranquilidad, la música reggae, las rastas y la sonrisa afable que al ritmo de los acordes del título de la canción de su hijo más universal, Bob Marley, “don’t worry be happy” se funden en el ánimo de sus habitantes hasta formar su personalidad individual y colectiva. Jamaica es un paisaje de ciudades de dimensiones humanas, de calles empedradas, de colinas sembradas de bambú, de playas y océano azul, y de picos que se ocultan entre nubes para dar uno de los mejores cafés del mundo.

Jamaica es poética, musical, espiritual, superticiosa. Es una isla sembrada de mitos y leyendas que nacieron bajo la inmortal influencia de la cultura africana de sus hijos que esclavizados en las plantaciones de azúcar, supieron mantener sus creencias a pesar del brutal dominio inglés. Mobay, como llaman a Montego Bay, mantiene el contraste que rige la isla. El lujo y la tranquilidad de los complejos hoteleros, donde el premio es descansar frente al mar, a la ciudad que se muestra más ruidosa, más auténtica, y donde la personalidad de sus habitantes se muestra real, alegre y sin formalismos.

Los rastafari son toda una casta en la isla que con toda seguridad trasciende la idea que tenemos en Europa de simples músicos y embajadores oficiales del reggae. Es una filosofía de vida, incluso de un poder negro soñado (Black Power), de auténtica vida hippy, de respirar humo con olor a yerba. Gente que abjura del modo de vida occidental y quieren limitarse a vivir de la forma más natural posible, fumar y hacer música que el turista trata de descubrir en el Rastafari village; pero que se debe encontrar en la autenticidad de algún bar de la ciudad.

Para comer recomendamos el Pier One on the Waterfront, un bar restaurante al aire libre que ofrece buen marisco, fresco y más ligero que la auténtica cocina Jerk. Un estilo de cocina que nació en Boston Bay y que consiste en barbacoas sobre cuyas brasas asan principalmente pollo y cerdo, a los que aderezan con picantes, para imprimir el sello culinario de la zona. El más popular es Scotchies, a las afueras de Mobay. Una suerte de cabañas en las que probar este tipo de cocina local, acompañado de cerveza local.

Al caer la tarde, acuda a Falmouth donde podrá disfrutar de un fenómeno natural único, se dice que sólo hay otros dos destinos en el mundo en el que poder observar las aguas luminiscentes del agua por el efecto que producen microorganismos fosforescentes, capaces de iluminar el fondo del agua. Emerge una luz resplandeciente del fondo marino, que contrasta en un juego de luces mágico con las estrellas del cielo. Existen paseos en barco para poder admirar este espectáculo singular.

Para cenar, The Sugar Mill, un restaurante con terrazas que se esconden entre la exuberante vegetación del exclusivo complejo hotelero Half Moon. Su carta es la historia de la gastronomía de la isla. Platos intensos para nuestros paladares, como la sopa de cangrejo de río, la brandada con flan de ackee y la brocheta de carne y mariscos flameado con ron añejo. La bodega cuenta con una amplia oferta de vinos de todo el mundo.

Para dormir, uno de los últimos hoteles que han abierto en la zona es el Breathless Resort & Spa, un complejo de lujo hecho sólo para adultos en el que relajarse y descansar.

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