Washington, la capital cultural de USA: jazz, museos y mucha gastronomía

  • En otoño se disfraza de tintes melancólicos. Entre el río y la explanada encontraremos viejos clubes de jazz renovados y rica gastronomía americana.
La Casa Blanca emite informe sobre avances económicos desde Lehman Brothers
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Washington y más concretamente la Casa Blanca, en el 1600 de la avenida Pensylvania, son la imagen donde reside el poder ejecutivo. El Capitolio proyecta bajo su cúpula el Congreso que actúa como contrapeso del poder del presidente más poderoso de la tierra. La Corte Suprema, a sólo unos pasos, se alza como el tercer icono arquitectónico. Formando un triángulo en cuyos vértices anidan el poder terrenal y el celestial: La Casa Blanca, el Capitolio y la Catedral gótica desde cuyo observatorio puede divisarse la ciudad al completo.

En un alarde de diseño, un arquitecto parisino concibió la ciudad para ser disfrutada. Una ciudad que se articula siguiendo el curso del río Potomac. Curso de agua que alimenta el verde de parques y arboledas. A semejanza de la antigua Roma imperial, Washington como centro del poder mundial en las últimas décadas, ha levantado sus monumentos en mármol que sirven para honrar la memoria y el recuerdo de una historia corta y reciente pero intensa e interesante. Sobre ella se ha construido un gran país que muestra luces y oculta sombras. Una ciudad de monumentos para visitar de día y volver de noche, cuando están iluminados.

En el Mall, uno de los conjuntos museísticos más importantes del mundo y a lo largo de la gran Esplanada; se rinde homenaje y memoria a tres presidentes cuya importancia va más allá de su labor al frente de la Casa Blanca, ya que son pilares sobre los que se construyó la nación: Jefferson y Lincoln; mientras que Roosvelt supo liderar en momentos cruciales para el mundo. Los discursos de Jefferson, hondos y profundos, grabados en las paredes del Memorial. La dureza de la gran Depresión y la II gran Guerra que lideró Roosvelt y la estatua en majestad de Lincoln en un templete griego en el que las paredes hablan de su obra.

La estatua del general Grant preside el paseo de 2 millas sobre el que abre el espléndido catálogo de museos Smithosian de acceso libre. Tanto el National Air Space Museum como el Nacional de Historia Americana, merecen una visita detenida.

La librería Kramers situada muy cerca de Dupont Circle, abre temprano por la mañana, a las 7:30, por lo que es un buen sitio para iniciar el día con un desayuno de los de allí y entre libros. Después un paseo por los alrededores donde se sitúan las sedes de las principales embajadas del mundo y los Think Tanks más influyentes; restaurantes de nivel y tiendas de moda. Un paseo por el Water Front para acercarse al Fish Market. Aunque la influencia italiana es más evidente en otras ciudades del país, sin embargo, Washington cuenta con algunos buenos restaurantes como Sonoma, muy buena pasta, detrás del Congreso.

Si en Ray’s Hell Burguer podías encontrar a Obama tomando alguna de sus deliciosas hamburguesas, en el Mini Bar del chef español José Andrés, puedes encontrar a personalidades y ‘celebrities’ que se mueren por la cocina de nuestro cocinero más universal. Para escuchar el mejor Jazz y Blues en Washington hay varios locales: en U Street, se escuchaban a los mejores solistas como Miles Davis, Ella Fitzgerald y mísmisimo Louis Armstrong. Ahora los viejos barrios renovados ven abrir nuevos clubes como 9:30 Club y Madam’s Organ es uno de los más auténticos. Para dormir el Hotel Monticello.

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