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Comer en Alemania: una rica gastronomía que hay que descubrir

  • Ya es hora de tirar los muros construidos 'por culpa' de la cerveza y las salchichas y descubrir una culturas gastronómicas más variadas de Europa.
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Un contundente menú alemán. (Foto: Jens Wegener para Deutsche Zentrale für Tourismus)

Vamos a darle un dato, para abrir boca, que probablemente desconozca: Alemania es el cuarto país del mundo con más estrellas Michelin. Si ya lo sabía puede parar al siguiente párrafo; si no, es probable que te interese conocer que además cuenta con uno de los pueblos con más constelaciones culinarias del mundo: el municipio de Baiersbronn, en la Selva Negra, acapara ocho estrellas Michelin con una población de unos 15.000 habitantes. No está nada mal para un país que es conocido solo por sus salchichas y su amplia carta de cervezas.

Pero debajo de esos dos 'tópicos' estrella de la gastronomía germana se esconden un buen puñado de 'delicatessen' que luchan por abrirse camino en un escenario complicado por lo desconocido, pero que cada vez va siendo más.

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Más allá de la carne porcina y las jarras de cerveza, el universo gastronómico que alberga Alemania, encuentra poco a poco el reconocimiento que se merece.

El reinado del 'spargel'

Así es como llaman los alemanes al espárrago, un alimento que en la cocina española no está excesivamente valorado pero que en la germana ha sabido encontrar su hueco.

Los alemanes sienten verdadera pasión por esta planta de doble vida (la aérea y la subterránea) y la han convertido en una de las estrellas de sus fogones, especialmente durante su temporada que se desarrolla entre abril y junio. Es en esos meses, especialmente cuando preside la mesa de millones de mesas en hogares y restaurantes.

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Una ensalada con espárragos. (Foto: Michael - Wissing para DZT)

Rica en minerales, oligoelementos y vitaminas, el espárrago aporta solo 20 calorías por 100 gramos, y combina a la perfección con una cocina ligera y una forma de vida saludable. Es por eso que los encontramos en muchos platos como guarnición (con pescado o carne, preferiblemente ternera o cerdo) o como plato principal acompañados con patatas hervidas, jamón cocido o ahumado y salsa holandesa, o simplemente mantequilla derretida.

Buenas cervezas, excelentes caldos

La abrumadora fama de la cerveza alemana ha terminado por eclipsar una cultura enológica basada en excelentes caldos, algunos de ellos perfectos para maridar precisamente con el plato del que antes hablábamos: variedades vinícolas como la 'weißburgunder', 'silvaner', 'grauburgunder' (pinot gris) o 'müller-thurgau', que por su delicada acidez combinan estupendamente con el espárrago.

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Después de los monumentos emblemáticos, los restaurantes y las cafeterías están considerados los lugares más atractivos para los turistas.

Por su particularidad, la variedad de uva silvaner con su aroma y especiado se recomienda para los espárragos que se preparan de la forma tradicional alemana: cocidos 'al dente' y cubiertos con salsa holandesa o mantequilla derretida y jamón cocido.

Enosenderismo, una moda en auge

La importancia de los caldos es tal en Alemania que existen 13 denominaciones distintas y numerosas rutas 'enológicas' para conocer la rica variedad vinícola mientras se realiza deporte. Rutas que van desde la exigente 'Ruta del Rin' que discurre por más de 300 kilómetros desde Wiesbaden hasta Bonn, atravesando las comarcas vitivinícolas de Rheingau y Medio Rin; o para los menos preparados físicamente la 'Senda de los Romanos', a la orilla del Mosela, con 15 kilómetros de paseo por 2.000 años de historia.

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El enosenderismo mezcla historia, deporte y cultura del vino, y es una tendencia en auge en Alemania con infinidad de posibilidades.

Estrellas y festivales 

Es un dato casi desconocido pero importante: Alemania es el cuarto país del mundo con más estrellas Michelín, lo que da una idea de la importancia que le dan los germanos a la cultura del paladar. Más de 300 restaurantes en todo el país cuentan con, al menos, una de estas condecoraciones gastronómicas.

La buena noticia es que estos templos del comer no se encuentran solo en grandes ciudades como Berlín, Hamburgo, o Múnich o Leipzig, sino también en pequeñas ciudades y regiones rurales. El municipio de Baiersbronn, en plena Selva Negra, a penas llega a los 15.000 habitantes y cuenta con dos restaurantes con tres estrellas Michelín y uno con dos estrellas: ocho en total. Y solo en 2018, 29 nuevos restaurantes entraron en esta prestigiosa lista. Así que la cosa va 'in crescendo'...

Innovación y riesgo 

La alta cocina alemana ha evolucionado de una manera muy dinámica y sus cocineros son reconocidos por estar sentando las bases de una nueva manera de cocinar, utilizando productos regionales siempre que se pueda, y obteniendo lo mejor de otros países siempre que se precise. El resultado es una cocina innovadora, arriesgada y sorprendente, aunque todavía poco conocida.

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Volt, Berlín. (Jens Wegener para Deutsche Zentrale für Tourismus)

Pero además de muchas estrellas, Alemania cuenta con numerosos festivales y eventos culinarios como el Festival del Gourmet de Schleswig-Holstein o el Festival del Gourmet y del Vino de Rheingau o el Food-Festival Eat&Style que atraen cada año a más sibaritas del buen comer.

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