La fotógrafa Sarah Moon viaja de París a Estambul en el mítico Orient-Express

Sarah Moon ha entregado a Louis Vuitton un libro que refleja y transmite su reciente viaje desde París a Estambul a bordo del legendario Orient-Express. El libro de la artista francesa es “un guiño de complicidad al paso del tiempo”, y también contribuye a recuperar la leyenda y la belleza de un tren que desencadena sin remedio nuestra fantasía, alimentada en primer lugar por su propia historia.

A bordo de este tren –romántico si alguna vez hubo uno–, Sarah Moon repasa recuerdos al tiempo que los paisajes se suceden y la luz cambia según cambian las horas, y las horas derivan en una mirada serena, relajada y creativa, mientras rieles, líneas eléctricas y paneles de señalización indican la ruta que conduce a las orillas del Bósforo.

Exterior del Orient-Express, captado por la fotógrafa, en un juego de sueños y sombras. 

Fotógrafa de moda y de publicidad y cineasta, Sarah Moon (1941) inspira su trabajo en la fascinación que le producen los cuentos de hadas y su influencia en el universo de la infancia. Convencida del poder de la imaginación, la artista declara que siempre quiso transformar la realidad en emoción. Así, después de un periodo como modelo en la década de los 60 del siglo pasado, decidió cambiar profundamente, y comenzó por adoptar un nuevo apellido que alumbrara su traslado al otro lado de la cámara, su voluntad fundamental de capturar un gesto sencillo o una mirada inacabable.

Sarah Moon procura sugerir sus historias, pero evita describirlas. Desde que decidió dedicarse a la fotografía, comenzó a desarrollar su estilo único, con el objetivo de crear “una ficción en el espacio de un segundo”.

Mientras, el zumbido incesante del tren ha ido creando un ambiente de ensueño. Instalada en un salón decorado con grabados que recrean el lujo de días lejanos, Suzanne, fiel modelo de la fotógrafa, aparece como fuera del tiempo, un exótica pasajera sin equipaje, cuyas imágenes reflejan las “líneas de vuelo”, el texto que analiza y puntúa este viaje metafórico al corazón lírico de una experiencia ferroviaria como ninguna otra.

Sus imágenes pastel para Cacharel le dieron renombre internacional, y desde entonces ha publicado regularmente en Harper’s Bazaar y Vogue, ha fotografiado campañas para diseñadores desde Sonia Rykiel y Christian Lacroix a Comme des Garçons, Issey Miyake y Giorgio Armani. Pero, además, ha desarrollado siempre sus proyectos personales: ha publicado varios libros y ha realizado un extraordinario documental sobre la vida y el trabajo de su amigo Henri Cartier-Bresson.