Hubert de Billy y Telmo Rodríguez, las caras de la excelencia de Pol Roger

  • Un encuentro de leyendas vivas del champagne y La Rioja, entre las viñas de Remelluri, con Gentleman como testigo.
POL ROGER
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Hubert de Billy (izquierda) y Telmo Rodríguez posan con una copa de Winston Churchill, entre las viñas de la finca Granja Nuestra Señora de Remelluri.

La estación de trenes de Miranda de Ebro parece sacada de otra época. Surge, solitaria y melancólica, en la lánguida inmovilidad del paisaje riojano. El tren nos deposita en el andén vacío; de nuestro destino, la finca Granja Nuestra Señora de Remelluri, nos separan unos kilómetros que el taxi recorre serpenteando entre las sinuosas colinas surcadas por hileras de viñedos ondeantes bajo un viento cálido.

Al llegar, nos espera Telmo Rodríguez, dueño de la finca y uno de los más apreciados productores de vino del país. Un pionero, un innovador que ha sabido crear, por ejemplo, las Beatas, un rioja codiciadísimo entre los coleccionistas y merecedor de 100 puntos Parker. Telmo es lo que se conoce como flying winemaker, es decir un viticultor que produce distintos vinos desde diferentes viñedos de pequeña extensión y de altísima calidad. “Aunque a este le tengo un cariño especial”, afirma con orgullo indicando el terreno que rodea la bellísima casona en piedra que domina la finca. “Aquí está la memoria histórica de Remelluri, 29 variedades de vid, con las que crear y experimentar”.

Excelencia, pasión y dedicación: estos son los principios que inspiran la Compañía de Vinos de Telmo Rodríguez y que crean un puente ideal con otra casa vinícola de gran prestigio y secular tradición: Pol Roger, la marca de champagne de los que realmente saben de champagne. Pero, ¿qué tiene que ver el rioja con el champagne? “Nos anima el mismo afán por la perfección, por cumplir con las expectativas de los clientes”, explica Hubert de Billy, propietario y embajador de esta legendaria marca, la preferida por Sir Winston Churchill y la Casa Real inglesa.

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La pasión por el vino y por la excelencia une a estos dos viticultores y amigos.

De Billy es el invitado de una jornada especial que Telmo ha organizado en el incomparable marco de la finca de Remelluri para brindar por la pasión común por el vino y celebrar la hermandad entre dos casas que comparten objetivos y filosofía. “Somos una marca totalmente independiente –explica De Billy–, no formamos parte de ningún grupo multinacional, y esto nos permite hacer las cosas a nuestra manera, entre otras cosas porque el 50% de la uva que utilizamos proviene de viñedos de nuestra propiedad”. Algo que, desde luego, muy pocos productores de champagne pueden decir.

Pero De Billy no solo sabe de vino: en sus manos está el timón estratégico de la maison fundada en 1849. “Crecer solo por el gusto de expandirse no tiene sentido. Nos gusta ser los más grandes entre los pequeños, porque solo así podemos mantener el control total de la producción, lo cual nos permite alcanzar la excelencia, posicionarnos como producto de lujo y satisfacer las exigencias de los clientes más entendidos”. Como el yerno de Churchill, a quien le preguntaron, allá por 1979, cuánto duraría el conflicto en Rodesia, de la que era gobernador: “No más de 12 días porque solo me quedan 12 botellas de Pol Roger”.

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