La gabardina cumple 140 años, sin apenas variar desde su origen rural

  • Nacida de la necesidad, la gabardina apenas ha variado desde que surgiera en el entorno rural.
Trench Aquascutum
Trench Aquascutum
Trench Aquascutum

El invierno siempre vuelve. Puede ser –de hecho, cada año es más frecuente–, que otoño y primavera pasen, por su rapidez, desapercibidos; sin embargo, el frío invierno, antes o después, termina haciendo su aparición. Nos adentramos en tiempo de franelas y abrigos. Las primeras son francamente agradecidas, pues, además de su abrigo, su elasticidad ofrece un extra de libertad de movimientos difícil de alcanzar por las lanas merino más populares. Cierto que la raya en su pantalón pronto desaparece, y que, de ser su boca estrecha, es frecuente que termine enganchada en el calcetín. Sin embargo, su pelo confiere a estos trajes una elegancia y presencia muy destacables.

Si la franela es el tejido del traje de invierno, la chaqueta de sport y, sobre todo, el abrigo largo prefieren la cachemira. El Chesterfield, el Crombie, el Ulster –o los informales como Covert o Pea coat–, resultan perfectos para combatir el frío y la lluvia de la capital inglesa. Pero si hay un abrigo para siempre unido a la historia de ese país, que sigue siendo una prenda estrella, esa es la gabardina.

Gabardina otoño 2019
Es admisible con traje o con ropa de sport: bastará escoger su color según la seriedad del resto del conjunto y la hora del día.

Aunque su época del año es el otoño y el color más extendido el beis, lo cierto es que jugando con color y forro se puede vestir también en los meses más fríos. Si en su origen solo se confeccionaba en color beis, hoy la paleta es mucho más variada. Destacan los azul marino, verdes y burdeos. Tres marcas históricas, las tres británicas –Mackintosh, Burberry y Aquascutum–, son las verdaderas responsables de que 140 años después, la gabardina siga de plena actualidad.

En 1823, Charles Mackintosh inventó el primer tejido impermeable, uniendo trozos de tela con caucho, y en 1830 confeccionó el primer abrigo con ese tejido. Pero aquel abrigo desprendía un fuerte olor y no era transpirable. En 1853, Aquascutum fabricó la primera gabardina sin olor y 100% transpirable, lo que le valió ser elegida para confeccionar los abrigos del ejército británico durante la Guerra de Crimea.

Sin embargo, hubo que esperar hasta 1880 para ver el nacimiento de la primera gabardina con el diseño que todavía hoy mantiene, obra de Thomas Burberry. La popularidad de esta prenda entre los agricultores ingleses le valió a Burberry ser escogida por la Oficina de Guerra para suministrar los abrigos de sus soldados, y a la inversa, como ocurre con otras muchas prendas, el paso del campo de batalla a la ciudad fue solo cuestión de tiempo. Los abrigos de trinchera Burberry alcanzaron tal popularidad que todas las gabardinas pasarían a denominarse, independientemente de su marca, burberries. En la Segunda Guerra Mundial su uso se extendió imparable: soldados y civiles la hicieron suya.

Trench Mackintosh

Gabardina encerada elaborada para la armada británica en 1945. Foto: Mackintosh.

A pesar de estar concebida para combatir el frío, la gabardina carece de capucha, sin duda porque nació cuando el casco acompañaba siempre al soldado. De modo que en su uso cotidiano se antoja muy recomendable el uso de un paraguas o el de un sombrero. El pelo de castor permite disfrutar de la lluvia sin necesidad de buscar cobijo. Un cepillazo al llegar a casa es todo lo que este pelo necesita para recobrar su aspecto y propiedades.

Por lo demás, el paraguas evita algo muy importante: que se mojen los zapatos. Si no nos sentimos cómodos con unos galoshes, el paraguas es la mejor opción. El de bastón largo es el más elegante, pero el plegable resulta más útil y cómodo en el ajetreo cotidiano.

Gabardina otoño 2019
Su línea ha cambiado poco desde su aparición, pero hoy hay gabardinas por debajo de la rodilla, en forma de tres cuartos, o incluso de chaquetón.

El calzado es una pieza clave en los días de lluvia. Hoy se pueden escoger zapatos de vestir con finas suelas de goma, difícilmente identificables salvo en caso de dar la vuelta al zapato. Para quien prefiera seguir disfrutando de las suelas clásicas de piel, un refuerzo de goma en el talón se antoja obligatorio para evitar inesperados resbalones. Para el sport, las botas de media caña con suela de goma gruesa, además de muy cómodas, son perfectas para las actividades exteriores durante el tiempo libre. Quien se atreva siempre podrá imitar a Gianni Agnelli y vestirlas hasta con traje. Sin necesidad de ser tan valiente, pero abandonándose a la predilección por los botines, las conocidas como ‘botas Balmoral’ pueden acompañar al traje con la misma elegancia con que lo hacían en los años 30.

gabardinas otoño 2019
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De izda. a dcha., gabardina a paneles, de Burberry; gabardina con cinturón, de Fendi; gabardina con motivo de festón, de Alexander McQueen

Foto: Farfetch.com

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