Viajes y hoteles

Los desiertos que albergan los 'resorts' de lujo más fascinantes del mundo

El rincón de la tierra más parecido al paisaje lunar propicia viajes interiores, pero también irrepetibles aventuras.

Desiertos
En el desierto de Omán, un paisaje más rocoso y duro, surge el monte Jamal Shams, la cumbre más alta de la cadena Al Hayar y de todo el país.
 
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En el desierto de Omán, un paisaje más rocoso y duro, surge el monte Jamal Shams, la cumbre más alta de la cadena Al Hayar y de todo el país.

Hace miles de millones de años, la superficie lunar era un inmenso océano de magma que, al enfriarse, conformó valles de silicio y magnesio, de hierro y titano, salpicados por cráteres abiertos por el impacto de asteroides y cometas. Es decir, dio origen a un paisaje desértico tan fascinante que el mismo Shakespeare escribió: “Loco es el hombre que habla a la luna. Necio el que no lo presta atención”. Y es que la Luna tiene una voz encantadora, blanca, ultraterrenal. La misma del desierto, el único lugar en la Tierra –y el más parecido a la Luna– en el que el hombre puede escuchar la voz de Dios, y también la del diablo. Las tres religiones monoteístas han nacido entre las rocas y la arena de la actual península arábica, o sea entre inmensos territorios desérticos.

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imagen del Cañón Rojo, al norte de Eilat, en Israel.

“Dios se ha aparecido a Mosé en el silencioso vacío del desierto (en Néguey, actual territorio israelí). Y allí hizo de los hebreos un verdaderos pueblo”, explica el escritor Meir Shalev. El arcángel Gabriel dictó a Mahoma la palabra de Dios en la cueva de Hira, en un yermo monte que surge en la actual Arabia Saudí. Y fue en el desierto de Judea donde Jesucristo tuvo que resistir a las tentaciones de Satanás; porque cuando toda la naturaleza calla es cuando la voz de lo ultraterrenal puede ser oída por los mortales.

En Israel quizás sea más fácil escucharla, ya que el desierto cubre el 65% del territorio. Ahora, a los lados de las carreteras del Néguev se ven marañas de tubos metálicos morados: son las instalaciones de riego que utilizan las aguas residuales para abastecer los campos. Entre las arenas del valle de Aravá (350 días de sol y 50 mm de lluvia al año), los habitantes del kibutz Elifaz (que cuenta con un 'bed & breakfast') cultivan pomelos, melones, pepinos, pimientos, espinacas, albahaca y dátiles.

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la terraza panorámica, con vistas al desierto rocoso de Omán, del Al Jabal Al Akhdar Resort.

Los viajeros vienen aquí para vivir una experiencia y participar en los trabajos del campo. También hay hospedaje en el kibutz de Ketura, en el que se produce cerveza artesanal. Y en Lotan, donde todo se recicla. “Las ecoaldeas como esta nos recuerdan que el primer oficio del hombre fue el de jardinero: labrar la tierra, por muy árida que sea, sigue siendo un trabajo bendito”, comenta Mark Naveh, secretario general de la estructura, en la que es posible alojarse en pequeñas y sencillas casitas.

No solo los judíos, sino también los árabes están acostumbrados desde siempre a luchar contra el desierto por la vida; y tanto es así que los antiguos hábitos beduinos siguen todavía presentes. “El saludo con la nariz, por ejemplo, nació porque los nómadas que se cruzaban durante las travesías solían tener las manos ocupadas en otras tareas”, explica la emiratí Maitha, quien organiza cenas beduinas en su casa en colaboración con el ente turístico Visit Abu Dhabi.

El Empty Quarter (Rub’ al Khali en árabe) es la más extensa acumulación de dunas de todo el planeta: ocupa un tercio de la península arábica. Sus picos de arena, roja por la presencia de hierro, alcanzan los 300 metros. Actualmente, en el desierto no vive nadie, pero sus dunas siguen allí.

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El Qasr Al Sarab Hotel Anantara aparece como una fortaleza en el medio del legendario Liwa Desert.

Los oasis

No son espejismos. Algunos de los desiertos más áridos y solitarios del mundo albergan resorts en los que el lujo espera al invitado. Esta es una somera selección en cuatro rincones del mundo.

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Mihir Garh (Heerawas, India)

Impresionante castillo en el espectacular desierto indio de Rajastán Thar. Nombrado por muchos como el hotel más extraordinario del mundo, aquí es posible relajarse en alguna de sus tinas de masaje o piscinas privadas, disfrutar la mejor comida shikar, gozar con los músicos rajastaní o dar un paseo en carruajes impulsados por camellos. Conformado por nueve suites, este lugar garantiza una experiencia única gracias a su sincretismo entre lo antiguo y lo moderno.

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Al Maha (Dubái, Emiratos Árabes)

Justo a las afueras de la ciudad, este complejo (operado por la firma Starwood) es el único resort que se encuentra dentro de la Reserva Natural del Desierto de Dubái, de 225 km cuadrados. Cuenta con 42 acogedoras villas, cuyos huéspedes pueden ser personajes como Kimi Räikkönen o Naomi Campbell. Desde aquí se pueden realizar pequeños viajes a los paraísos naturales propios de la reserva. Sus interiores son rústicos y tradicionales, pero llenos de lujo.

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Longitud 131 (Yulara, Australia)

Ubicado en el desierto de Simpson, esta joya ofrece vivencias sin igual, sobre todo para quienes les gusta la acampada: este resort se conforma de 15 tiendas (desde lo más básico hasta búnkers de lujo) y una variada oferta que permite desde un paseo tranquilo, hasta montar en camello o incluso ir en una Harley Davidson por el desierto... También ofrece acceso al Parque Nacional de Uluru-Kata Tjuta, una de las atracciones más vibrantes del continente.

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Sanctuary Camelback Mountain Resort (Arizona, EEUU)

En pleno corazón de Arizona, encontramos uno de los retiros más lujosos del continente:. El spa del lugar es uno de los mejores del mundo, al igual que su restaurante, dirigido por el chef Beau MacMillan. El resort posee canchas de tenis con lecciones diarias, mientras que su piscina tiene a la ganadora de una medalla olímpica, Misty Hyman, como instructora. El lugar está formado por diversas casas.

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