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Un recorrido por las librerías más ilustres y exclusivas de Londres

  • El gusto por la lectura forma parte de la cotidianeidad en la capital británica. Hatchard’s, Daunt, Sotheran’s, tres de las mejores del mundo
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Vista general de la librería Daunt, que cuenta con dos enormes galerías de doble altura, iluminadas por un techo abierto con cristaleras. Foto: Jordi Adrià.

"Mind the gap!", susurra el altavoz del vagón de metro en la estación de Picadilly. “Cuidado con el desnivel” al salir del tren, señor viajero, no se vaya de bruces contra el suelo. Un desnivel que en realidad comienza dentro del vagón de metro, repleto de viajeros absortos en su lectura, de pie, sentados, agarrados de la barra del vagón, en difícil equilibrio, pero con una mano siempre libre para sujetar un libro. Se trata del desnivel, o mejor dicho del “nivel”de un país que no ha perdido su tradición por los libros, por la literatura en general, por todos los géneros literarios sin menoscabo de ninguno, donde la lectura es considerada aún una actividad más de ocio.

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Un rincón para la lectura en Hatchard’s. (Jordi Adrià)

Estos son algunos ejemplos de lugares donde uno se da cuenta de que no solamente nos falta tiempo para leer todo aquello que nos gustaría, sino también para comprarlo. Primera parada. Empezamos por un plato fuerte. En el número 187 de Picadilly, la histórica librería Hatchard’s pasaría inadvertida a nuestra vista, sobre todo porque acabamos de dejar unos metros más atrás la mole de Waterstones, una de las mayores cadenas de librerías, con sus escaparates decorados con llamativos carteles de ofertas y las novedades editoriales peleando por llamar nuestra atención.

Hatchard’s no tiene nada que envidiar a su vecina y propietaria. Sus más de doscientos años de historia (en activo desde 1797) la convierten en la librería más antigua de Londres, o al menos esto asegura la amable cajera, con su marcado acento francés, mientras deposita en la bolsa donde va introduciendo los libros que acabo de comprar un folleto con la historia de tan vetusto establecimiento.

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A la izda., arriba, planta baja de Hatchard’s. Debajo, dos primeras ediciones de obras de Cortázar y Huxley. A la dcha., sección de grabados de Sotheran’s. (Jordi Adrià)

No dejen de solicitar uno cuando la visiten y conocerán más detalles, entre otras cosas, de sus clientes ilustres. Y a la cabeza de ellos, como no podía ser de otra forma, la Familia Real británica, empezando por la reina Charlotte, esposa de Jorge III (Hatchard’s hoy día ostenta nada menos que tres Royal Warrants, que la convierten en librería proveedora oficial de la reina Isabel ii, del duque de Edimburgo y del príncipe de Gales), o los primeros ministros Disraeli y William Gladstone. Éste último, famoso entre los empleados de Hatchard’s por solicitar siempre un buen descuento en sus compras.

Ente los cotilleos que revela este suculento libelo está el hecho de que el gerente de Hatchard’s en aquel tiempo mantuviera habitual correspondencia con Lord Alfred Douglas y Constance (esposa de Oscar Wilde), durante la prisión que éste sufrió en la cárcel de Reading. Otros famosos escritores que adquirían aquí sus libros habitualmente fueron Lord Byron, Rudyard Kipling, G.K. Chesterton y Somerset Maughan.

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A la izda., arriba, entrada principal a la librería Hatchard’s. Debajo, edición especial de una obra de A. Huxley. A la dcha, uno de los pasillos de Daunt. (Jordi Adrià)

Caminando por los estrechos pasillos, enmoquetados en un tono verde algo más claro que el de las estanterías, en la planta baja llama la atención la sección de Cocina, con volúmenes de lo más variopinto: 'La cocina tradicional escocesa', 'El mundo de las especias' o 'La cocina de la granja'. Hatchard’s es una librería generalista, en la que, debido a su tamaño (cinco plantas) podremos encontrar cualquier tema o género, con especial dedicación a dos, particularmente queridos por los lectores británicos: biografía e historia. Merece la pena echar un vistazo a las estanterías donde se encuentran los volúmenes de la historia de Londres, con fabulosos libros ilustrados sobre la ciudad del Támesis.

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Sotheran’s ha adquirido a través de los años las bibliotecas de algunos escritores como Laurence Sterne o Charles Dickens. (Jordi Adrià).

David contra Goliat

Esta es la historia de David contra Goliat. El tesón de un joven estudiante de banca que decidió colgar sus estudios y abrir una librería en una de las calles más cool de Londres, desafiando la concentración de librerías en manos de grandes grupos empresariales. Reunió dinero de amigos y algunos inversores, tardó dos años en tener claro qué tipo de librería quería abrir, en terminar la obra de este magnífico edificio de Marylebone High Street, y en 1990 abrió una de las libreras más originales de esta ciudad. Dos puertas contiguas dan acceso al relativamente pequeño 'hall' de Daunt. Nada hace suponer que en la parte posterior nos aguardan dos enormes galerías de doble altura, iluminadas por un techo abierto con cristaleras. La luz penetra por todas partes, desafiando al tópico cielo gris londinense.

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Una edición ilustrada de una obra del siglo XIX en Sotheran’s. Al lado, la planta superior de la librería. (Jordi Adrià)

Las veladas literarias con autores de primera fila, leyendo y comentando sus novedades editoriales, también se han revelado como una buena herramienta para atraer clientes a la librería. Por cierto, veladas literarias a las que podremos asistir, tras pagar unas buenas cinco libras. Eso sí, con vino incluido. Le pregunto por la venta de libros a través de la Red, si disponen de portal en Internet para la compra online y qué porcentaje de su facturación se hace por esta vía. Internet no es para ellos una herramienta eficaz: “nuestros clientes” me explica, señalando alrededor, “constituyen el Londres literario, que de momento no realiza sus compras de libros a través de Internet. Prefieren venir a visitarnos los fines de semana, para adquirir sus libros”. Puro sentido común británico.

Permanencia en el tiempo

Sotheran’s, es otro extraño ejemplo de permanencia a lo largo del tiempo. Fundada en York en 1761, se trasladó a Londres en 1815, y conoció dos diferentes direcciones, hasta su actual ubicación, en el número 2 de Sackville Street. Solamente su gerente, el amable señor John Sprague, ha logrado sobrevivir estos más de doscientos años de historia de librería-anticuario (únicamente venden libros usados), atesorando la historia de la librería para contárnosla esta fría mañana londinense, mientras tomamos una taza de té.

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Sección de ilustraciones de Sotheran’s. (Jordi Adrià)

Sotheran’s tiene clientes de todas partes del mundo. Tradicionalmente norteamericanos con buenos recursos, sobre todo cuando la libra no estaba tan alta frente al dólar. Hoy día al parecer rusos, y sobre todo chinos, se encuentran entre los mayores compradores de libros que visitan Sotheran’s, con precios que oscilan entre las 5 libras y las 150.000. Respecto a los ingleses, mi caballero andante me cuenta una anécdota que define perfectamente el signo de los tiempos. Cuando el viernes era el día tradicional de paga, los clientes de Sotheran’s salían de la oficina con el sobre lleno de libras en los bolsillos y éste era un gran día para el negocio. En la actualidad, con las nóminas abonadas por transferencia bancaria, se ha perdido esta lucrativa costumbre, y con ella se ha dejado atrás algo más importante: dedicar un día a la semana a comprar un libro.

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