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Viajar por Vietnam, un viaje desde las playas vírgenes a los tranquilos arrozales

  • El fascinante país del sudeste asiático propone planes que discurren de la agitación urbana al descubrimiento de playas vírgenes.
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Localización del resort Amanoi, en la costa del Parque Nacional de Niu Chua.

Vietnam es un universo complejo marcado por una historia convulsa. Para calibrar en toda su dimensión tan solo el más reciente devenir, procede recordar la etapa colonial francesa del siglo XIX (que dejó como herencia buena parte de su arquitectura, de sus parques y su concepto urbanístico); la ocupación japonesa durante la II Guerra Mundial (que introdujo muchas claves y costumbres gastronómicas que pasaron a enriquecer la tradición propia); la conquista de la independencia, alcanzada por Ho Chi Minh en 1945, la guerra con EE. UU. en los años 60 (hoy es relativamente fácil comunicarse en inglés, aunque en su momento su uso fue muy reprimido); las tensiones con los vecinos China, Laos y Camboya en los años 70; y la adopción por fin del capitalismo en los 80, hasta llegar a situarse como una de las economías más pujantes de la región.

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Piscina privada en una de las villas del Amanoi con vistas a la bahía.

A pesar de todo el camino recorrido, de la modernización, de la superación de los dramas recientes, del esfuerzo titánico de sus dirigentes para situarlo en el escaparate del turismo de lujo mundial, el país cuenta aun con innúmeros detractores. No es extraño escuchar tales críticas incluso de algunos expertos en viajes de lujo. Sin embargo, nada puede vencer el irresistible atractivo que el viaje provoca, y que tiene un prólogo delicioso cuando el viajero se ve recostado en un asiento-cama de la compañía aérea Turkish Airlines (con vuelos a Ho Chi Minh y también a Hanoi, la capital), y tras una espléndida ducha en su 'lounge' de Estambul, una de las mejores y mayores salas vip del circuito aeroportuario.

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Otra de las villas con piscina. Todas ellas tienen entre dos y cinco habitaciones mientras que los 'pavillions' son de un dormitorio.

Vietnam, hoy 

Esta verdadera joya del sudeste asiático tiene climas y paisajes para todos los gustos. También una de las gastronomías más variadas de la región (cualquier amante de la 'street food' en formato mercadillo o en plan ‘limpio’ encontrará aquí su paraíso), y una cultura más que atrayente. Elegantes tradiciones arraigadas y paradas en el tiempo que se mezclan con la iconografía pop y monumentalidad 'kitsch' del comunismo. Ellos hablan de “Red Capitalism” (capitalismo rojo), un sistema más abierto, como en China, y obviamente más relajado que Cuba, Laos y, por supuesto, que Corea del Norte. En cualquier caso, la cuestión económica es divertida. Tras la perplejidad inicial ante el precio de un traje (1.000.000 de dongs, la moneda local), conforta comprobar que el cálculo del cambio incluye dividir tan enorme cantidad por 25.000 (más o menos) y que el precio final no pasa de 40 euros, mientras que es posible conseguir impecables camisas (tejido, puños y cuellos a elegir) por unos 15 euros cada una, con entrega en 48 horas en el Sofitel Saigon Plaza, en el Mercado de Cho Ben Thanh.

Alrededor de este turístico lugar se desarrolla el centro de la capital económica del país. Diamant Department Store son sus principales grandes almacenes, y Vincom su centro comercial más reseñable. Alrededor de la plaza donde se encuentra la Ópera House hay numerosos lugares de tono occidental, como Loft Cafe, que a mediodía ofrece cocina vietnamita, pero que cuenta en su menú con platos internacionales. Aquí paran los más 'cool', que también sucumben a la tendencia del té verde en locales como Jabanit Matcha. Para una cocina más refinada y formal, conviene acudir a Ly Club, que cuenta con carta vietnamita y occidental. El Museo de la Guerra es un destino tan sobrecogedor y emotivo como obligado. Ya en Hanoi la estructura de la ciudad se repite salpicada por edificios imponentes, como el Mausoleo de Ho Chi Minh o el Parlamento.

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Una de las lujosas suites del Sofitel Saigon Plaza, con vistas panorámicas de Ho Chí Minh.

Escapando de los turistas 

Dos de los enclaves más turísticos dirigen al norte del país. Son Sapa, casi en la frontera con China, y Halong Bay, al Este de Hanoi, ambos normalmente atestados, pero con paisajes espectaculares. En el primero se puede hacer 'trecking' entre suaves colinas sembradas de escalonados arrozales, regresando en el día. Para comer, conviene acudir al restaurante y deli The Hill Station, junto al que se encuentran decenas de tiendas bien surtidas. Lo mismo sucede con Halong Bay. Aquí muchos se desplazan en hidroavión y programan recorridos privados para evitar la continua procesión de barcos. Los navíos se mueven entre las más de 3.000 impresionantes islas de piedra caliza que emergen con maneras caprichosas de sus aguas de un misterioso color jade. De nuevo, y en cualquier caso, si se quiere hacer noche allí, el barco más lujoso lo tiene la compañía Aucó.

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Una de las delicias gastronómicas por excelencia en Vietnam, el Sticky Rice, en el restaurante Hill Station de Sapa.

Lo mejor para el final 

Desde Halong Bay se viaja a Hue, en el centro del país. Es la antigua capital de Vietnam, con impresionantes ciudadelas, templos y pagodas. Se puede establecer la base de operaciones en Hoi An, con el fabuloso Nam Hai, perfecto para explorar la zona, o dedicarse al descanso. En este sentido, la última etapa de viaje debe hacerse volando hasta Cam Ranh. Si se prefiere prolongar la estancia en esta turística localidad, se recomienda el hotel Ana Mandara, el mejor spa y la mejor gastronomía de la ciudad. Lo ideal aquí es escaparse cuanto antes al Six Senses Ninh Van Bay, un fabuloso 'resort' oculto entre la exuberante vegetación, con villas a pie de playa (todas con mayordomo), adonde se llega por barco.

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Arriba, el barco Aqua Expeditions, en el río Mekong. Debajo, escalinata que da al edificio principal del hotel Amanoi. A su lado, uno de los lounge del Aqua Expeditions.

Es un lugar perfecto para los deportes náuticos, el buceo, o para entregarse a su enorme spa entre cascadas, y selva. Como punto final al viaje el mejor hotel del país es el Amanoi, única propiedad en Vietnam de la cadena de resorts Aman ubicada en el Niu Chua National Park. Su ubicación e instalaciones permiten realizar senderismo por paisajes impactantes y rematar la jornada en su fascinante spa ubicado a los pies de un lago. Una última recomendación: explorar el país a través del Mekong a bordo del Aqua Expeditions, con cruceros de varios días, o hacer una excursión corta desde Saigón con Mango Cruises.

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