Liechtenstein. Su selección de arte data de hace más de tres siglos, pues no en vano el Príncipe de Liechtenstein –soberano del país más pequeño de Europa– proviene de una familia con una de las mayores colecciones de arte del continente: más de 1.600 piezas de grandes artistas renacentistas y barrocos, desde Rafael o Rubens hasta Rembrandt o Van Dyck. Muchas de ellas cuelgan en las paredes del Palacio Liechtenstein de Viena (Austria), en cuya rehabilitación y acondicionamiento la familia invirtió 27 millones de dólares y donde hoy podemos disfrutar de más de 200 obras. El propio Hans-Adam II ha dedicado buena parte de su vida a readquirir obras que ya habían pertenecido a la colección en algún momento. Su tradición familiar dicta que el arte que coleccionan debe estar a la vista, y así fue históricamente hasta la llegada de la Segunda Guerra Mundial, cuando su padre decidió ocultar tanto patrimonio entre 1938 y 2001.
Mónaco. Descendientes de una familia judía con orígenes en Aleppo (Siria), estos dos hermanos –nacidos en Beirut, Líbano, tras una constante diáspora familiar que ha acabado en Londres, Ezra, y Nueva York, David–, cuentan con una colección de arte de un valor estimado en más de tres mil millones de dólares. Entre los nombres que la componen, Da Vinci, Klimt, Modigliani, Van Gogh, Miró, Dalí, Calder, Braque y Picasso, de quien tienen más obras de arte que ninguna otra colección privada. Cuentan que el origen de su afán coleccionista nació en la década de los 60, cuando asistieron en Roma a una exposición de Juan Gris y fueron de los pocos, si no los únicos, que se decidieron a comprar obras del autor español –cuyas pinturas alcanzan en la actualidad un valor de varias decenas de millones–. La Helly Nahmad Gallery en la que exponen gran parte de su colección tiene sedes en Londres y Nueva York.
d. valdez / j. ParraEstados Unidos. J. Tomilson Hill es el vicepresidente de la firma de capital privado Blackstone Group y, junto con su esposa, Janine, lleva años formando una colección de arte verdaderamente impresionante que, además, abarca muy diferentes obras y estilos, algo no tan habitual entre los coleccionistas de su época. “Es un fenómeno más reciente –explicó en cierta ocasión–. ¿Puedes juntar bronces, artistas posteriores a la II Guerra Mundial y viejos maestros en un diálogo artístico?”. Para demostrarlo, el matrimonio ha abierto un espacio de dos pisos en Chelsea, The Hill Art Foundation, donde, además de ofrecer cursos y educación gratuita relacionada con el arte, exhiben obras de autores como Wool, Bacon, Twombly, Picasso o Kooning, junto a decenas de esculturas del Barroco y el Renacimiento. “Quiero que los niños y jóvenes puedan venir y ver arte. ¿Te imaginas tener a Christopher Wool en mi espacio hablando sobre su arte a un grupo de estudiantes?”.
d. valdez / j. ParraAlemania. Cuando decidieron renovar su edificio de oficinas, en Eberdingen-Nussdorf (Alemania), allá por los años 80, el arquitecto Folker Rockel les animó a colgar obras de arte en sus paredes. Ahora, el lugar desde el que esta pareja de magnates gestionaba sus negocios de bienes raíces es un espectacular museo, Kunstwerk, de cuatro plantas para exhibir –solo una pequeña parte, claro– el resultado de más de 30 años de coleccionismo intenso en los que han logrado reunir 1.800 obras de arte. “Compramos solo lo que nos gusta –dicen–. No permitimos que grandes nombres o tendencias de la escena artística nos influyan”. Así, han formado una variada colección, sobre todo de pinturas, pero también de dibujos y fotografía, entre la que llama la atención un importante grupo de grandes y coloridas obras de arte aborigen contemporáneo, fruto de sus periódicos viajes a Australia. El edificio de grandes ventanales, no tan usuales en edificios museísticos, permite al visitante una interesante interacción entre arte y naturaleza exterior.
d. valdez / j. ParraReino Unido. Nacido en Iraq, originario de una familia judía, pero crecido en Londres, debe a la agencia de publicidad Saatchi & Saatchi, una de las más grandes del mundo en la década de los 80, gran parte de su fortuna. Es, sin duda, uno de los coleccionistas de arte más influyentes de nuestro tiempo. La Saatchi Gallery, un espacio de 7.000 m2 en Kings Road, es una de las galerías de arte contemporáneo más grandes del mundo, y la web saatchiart.com se ha convertido en una espectacular plataforma de venta online con más de 60.000 artistas por todo el mundo. Las exitosas y millonarias carreras de artistas como Damien Hirst o Jeff Koons tienen mucho que ver con su poder para situar en la escena artística a cualquiera sobre quien pose su interés. En el libro Mi nombre es Charles Saatchi y soy un artehólico ofrece muchas respuestas sobre el coleccionismo, los artistas, los marchantes o incluso las inversiones en obras de arte.
d. valdez / j. ParraAlemania - Hungría. La archiduquesa, conservadora y coleccionista de arte, actriz y modelo, es miembro de la casa imperial de Austria por su matrimonio con Karl Habsburg-Lothringen. Fue su padre, Hans Heinrich Thyssen Bornemisza, quien la introdujo en el mundo del arte. En 2002 creó en Viena la Fundación Thyssen-Bornemisza de Arte Contemporáneo (TBA21), que cuenta en la actualidad con más de 200 artistas y 600 piezas, no todas convencionales, puesto que incluyen vídeo arte, grandes instalaciones, performances y hasta composiciones musicales. Coleccionar, dice, no es una inversión ni siquiera un capricho, “sino un compromiso”. Por eso, además de coleccionar y organizar exposiciones por todo el mundo, incentiva proyectos a base de mecenazgos para lanzar carreras artísticas. Incluso ha proporcionado un enfoque medioambiental a su fundación con TBA21-Academy, algo así como un laboratorio de ideas artístico centrado en la defensa de los océanos.
d. valdez / j. ParraFrancia. Dueño de un conglomerado de marcas de lujo que incluye a Gucci, Saint Laurent, Alexander McQueen o Balenciaga, este empresario y mecenas es el responsable del que se adivina como uno de los acontecimientos culturales más importantes del próximo año en Francia. Para la primavera está prevista la apertura del edificio de la Bourse de Commerce que albergará la Colección Pinault. El edificio está en estos momentos en plena remodelación bajo la dirección del arquitecto japonés Tadao Ando. Situado en el barrio de Les Halles, en pleno centro de París, lo que en estos momentos luce aún lonas y andamios servirá para mostrar al público una colección que incluye más de 5.000 obras de arte contemporáneo de los siglos XX y XXI. Será la culminación de un sueño en el que Pinault se volcó especialmente cuando, en 2003, entregó a su hijas las riendas de su negocio y del grupo Kering, como se llama este conglomerado que le ha convertido en uno de los hombres más ricos del mundo.
d. valdez / j. ParraEstados Unidos. Dedicado a los fondos de inversión, su fortuna se calcula en unos 13.000 millones de dólares. Propietario de la empresa Point72 Asset Management, en las paredes de las oficinas que reparte en diversos países del mundo pueden encontrarse cuadros de Pollock, Hirst, Munch o Van Gogh, que colecciona con cariño y grandes desembolsos. En mayo del año pasado compró la obra Rabbit, de Jeff Koons, por 91,1 millones de dólares, la cifra más alta pagada hasta ese momento por una obra de arte de un artista vivo. Con una importante labor como mecenas junto a su mujer, Alexandra, en 2017 donó 50 millones de dólares al MoMA de Nueva York para la creación del Steven and Alexandra Cohen Center for Special Exhibitions. El inversionista, por cierto, también es dueño del histórico equipo de béisbol New York Mets.
d. valdez / j. ParraRusia. Multimillonario gracias al petróleo, es probablemente uno de los magnates rusos más conocidos, gracias a la popularidad que le otorga ser el dueño del Chelsea Football Club, y a que combina una contenida discreción con noticiosos desembolsos en diferentes ámbitos. Con una fortuna estimada en 10.000 millones de dólares, Abramovich comenzó a interesarse por el arte gracias a la influencia de su entonces novia, Daria Zhukova, propietaria de una galería en Moscú. En 2008, entró de lleno en el coleccionismo con una inversión de más de 70 millones, en apenas un día y dos subastas: 20 para comprar una obra de Lucien Freud y otros 50 para un tríptico de Francis Bacon, cifras ambas de récord en su momento. La galería de Zhukova, llamada Garaje, es ahora un espectacular edificio en el Parque Gorky de Moscú diseñado por el arquitecto Rem Koolhaas y que ambos, a pesar de su separación, continúan gestionando, así como el centro cultural New Holland Island de San Petersburgo.
d. valdez / j. ParraIndonesia. Hijo y heredero del fundador de la empresa AKR, de productos químicos y energías, y con negocios también en propiedades de lujo, este empresario indonesio cuenta con más de 800 piezas en una colección que incluye nombres ilustres del arte moderno y contemporáneo, como Jeff Koons, Andy Warhol, Basquiat, Rothko o Richter junto a otros, quizás menos conocidos, pero exponentes de la cultura de su país y regiones colindantes: Affandi, Srihadi Soedarsono, FX Harsono y Entang Wiharso, entre ellos. Él mismo cuenta que su relación con el coleccionismo tuvo un inicio algo atípico, cuando un amigo suyo organizó una exposición en Bali con los autores Chu Teh-chun y Zao Wou-ki. No vendió nada o casi nada, así que Adikoesoemo decidió echarle una mano comprando casi toda la muestra. Ahora, Wou-ki bate récords en las casas de subastas, como también Basquiat, una de cuyas obras adquirió este coleccionista en 2002, pese a las críticas de su entorno. “En ese momento –cuenta–, no muchos coleccionistas asiáticos sabían quién era, y mi familia pensó que estaba loco por comprar obras de arte tan feas”. Muchas de las obras de Adikoesoemo pueden verse en el Museo MACAN de Yakarta, que él mismo financia.
d. valdez / j. Parra