Obtenida de una clase de palma conocida como toquilla (se corta antes de que alcance el metro y medio de altura), la hechura de un panamá de lujo exige de uno a dos meses de trabajo a los indígenas que lo tejen sin solución de continuidad ni costuras (incosútil, como decían los antiguos maestros). Las fibras de la toquilla, que se remojan durante algunos días y luego se dejan escurrir a la sombra de una cabaña, se seleccionan escogiendo solo las más elásticas y sutiles. El tejido se inicia por la copa y se realiza en una sola pieza. Es un ejercicio de maestría que se remonta probablemente al arte de los antiguos mayas en la fabricación de sus magníficos tejidos vegetales.
Claudio CostaEl panamá Montecristi, suavísimo y fácilmente plegable. El hecho de poder enrollarlo apretadamente hasta meterlo en el estuche de un cigarro puro de los más grandes forma parte de la mitología del panamá. Sin embargo, sí que se puede meter tranquilamente en el bolsillo de la chaqueta, como hacía Scott Fitzgerald.
Claudio CostaUn panamá debe trabajarse en ambientes muy húmedos. Y de aquí es posible que haya nacido la leyenda de que estos sombreros se tejían bajo el agua. Lo que no es una leyenda, sino un hecho probadísimo, es la extraordinaria resistencia que tienen a la lluvia, a diferencia de los sombreros de paja, que acaban deshaciéndose después de haber estado expuestos a una tormenta de verano. De hecho, la paja y otras fibras como la manila, el sisal, el parabuntal o el bakú no admiten comparación con la toquilla, que sí podría compararse con el lino o el algodón en cuanto a elasticidad, la robustez, y por supuesto, la resistencia al agua. En la imagen, un campesino ecuatoriano atento al trenzado de las fibras de la toquilla.
Claudio CostaUna vez terminado el tejido, realizado todo sin la ayuda del telar, se golpean las telas delicadamente con una vara blanda para suavizarla más. Seguidamente se lavan y se secan a la sombra; aquí es cuando entran en escena los compradores, que adquieren los productos acabados por los artesanos ecuatorianos (también se fabrican en calidades inferiores en México y Colombia) y los envían, ya no a través de Panamá, a los mercados de America y Europa. A estos mercados corresponde el privilegio de darles el último toque con un poco de apresto, la cinta de bandana en el interior y de seda en el exterior y de distribuirlos en unas cuantas tiendas seleccionadas, desde Rodeo Drive, en Los Ángeles, a la romana Via Condotti, pasando por la londinense Bond Street o el Faubourg Saint-Honoré de París.
Claudio Costa¿Cómo se reconoce un buen panamá? Un truco es observar el borde de la cinta y comprobar que ha sido cortado, doblado y cosido, formando esa especie de reborde en relieve que los sombrereros llaman tirolesina. La presencia de tirolesina indica que el ejemplar no es de calidad. De hecho, los óptimos rematan entrelazados sobre sí mismos y la habilidad artesanal consiste en ese anudado imperceptible de la orla. Por lo demás, basta palpar el sombrero: es mejor cuanto más flexible y compacto, como si fuese un tejido. De esta mitología forma parte el hecho de poder enrollarlo dentro de un estuche de puros. Es mejor no hacer la prueba, pero el bolsillo de la chaqueta lo acoge perfectamente.
Claudio CostaDe izquierda a derecha y de arriba abajo: chistera, sombrero de fieltro, inventado en 1797 por el artesano inglés John Hetherington, para grandes ocasiones. Se lleva con 'tight' o frac; borsalino, sombrero gris de ala ancha con cinta de otomán que ha estado presente en decenas de películas de los años 40; Stetson, sombrero de ala ancha estilo Indiana Jones. Hecho en lana, con contillo de cuerda cerrado por una hebilla y pasadores de cuero; y Panamá, sombrero Montecristi Extrafine, de paja, producido en Ecuador.
Claudio CostaEl acabado del tejido no debe estar cosido, sino anudado de manera casi invisible. El pliegue central, de la nuca a la frente, se considera el óptimo: es el que permite enrollar el panamá y meterlo en el bolsillo de la chaqueta. La trama del tejido ha de resultar compacta y flexible al tacto. La cinta que rodea la copa es de seda negra.
Claudio CostaCuando un sombrero se moja, tiene que secarse por completo antes de cepillarlo suavemente. Si ha perdido su forma, se puede utilizar vapor. También se aconseja hacer que el sombrero absorba algo de vapor para después remodelarlo delicadamente con los dedos. Para su conservación ideal, se sugiere tenerlos en cajas redondas especiales, o en una sombrerera, y con el ala replegada en la posición de partida.
Claudio Costa