Son muchos los caminos que conducen a una habitación: el nacimiento, el reposo, el sueño, el deseo, el amor, la meditación, la lectura, la escritura, la búsqueda de uno mismo o de Dios, la reclusión voluntaria o forzada, la enfermedad, la muerte...
En la imagen, la actriz italiana Sophia Loren (1934), casada hasta 2007 con el productor Carlo Ponti, retratada en los años 60 en el cuarto matrimonial de su casa romana.
En estas diagonales se asientan varios de mis centros de interés: la vida privada, que allí se resguarda de forma distinta en las diferentes épocas; la historia social de la vivienda, la de los trabajadores deseosos de encontrar una “habitación en la ciudad"; la de las mujeres que buscan una “habitación propia”; la historia carcelaria polarizada por la celda; la historia estética de los gustos y los colores, descifrada en la acumulación de objetos e imágenes, y los cambios de decoración, el paso del tiempo que les es consustancial, que no es el tiempo que pasa, como decía Kant; sino las cosas. La alcoba cristaliza las relaciones entre espacio y tiempo.
En la imagen, un sargento de Estados Unidos en la habitación de Sadam Husein (Bagdad, 2003).
La habitación de la casa de Stratford-upon-Avon, en el condado inglés de Warwickshire, en la que se supone que nació el dramaturgo (1564-1616).
Michelle PerrotLa habitación de Hollywood en la que, en agosto de 1962, fue hallado el cuerpo sin vida de Marilyn Monroe.
Michelle PerrotLa alcoba de la stripper Shortie, en un hotel de Carolina del Sur, Estados Unidos, en 1973.
Michelle PerrotImagen de 1960 que muestra la alcoba de María Antonieta de Francia en el Palacio de Varsalles, en París.
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