“crisis”, la palabra más utilizada por el rey


La palabra “crisis” fue la más utilizada por el Rey Juan Carlos en su tradicional discurso de Nochebuena, seguida de cerca por “economía”, “bienestar” y “confianza”. La alocución buscó un equilibrio entre términos con connotaciones negativas y otros con tintes positivos, con los que intentó proyectar una imagen de confianza en el futuro de España.
Entre las 1.086 palabras utilizadas por el monarca para dirigirse a los españoles con motivo de las fiestas navideñas, seis veces repitió el término “crisis”, aunque acto seguido la atemperó por conceptos como “fortaleza”, “bienestar” o “creación de riqueza”.
El Rey utilizó las expresiones “economía” y “bienestar” cinco veces cada una. “Difícil”, “sacrificio” o “pesimismo” fueron otros de los vocablos que don Juan Carlos pronunció en repetidas ocasiones.
La oratoria del monarca fue este año especialmente cuidada para contraponer a la imagen negativa términos esperanzadores como “generosidad”, “talento”, “familia” o “creatividad”.
El buscado equilibrio del discurso del Rey entre la difícil situación actual y la confianza en la capacidad de los españoles se plasmó en dos figuras. Mientras que, por un lado, señaló que “vivimos uno de los momentos más difíciles de la reciente historia de España”, a continuación añadió que “podremos superar las dificultades actuales con la generosidad, el talento y la creatividad de nuestro hombre y mujeres”.
El MÁS CORTO DE LA DÉCADA
Otro de los datos relevantes de la alocución del Rey de este año fue su brevedad, al convertirse en el discurso más corto de la última década, con una duración de 8 minutos y 50 segundos, y un total de 1.086 palabras.
Fue además el tercer discurso más cortó de la historia, solo superado en concisión por el pronunciado en 2000 (8’25") y por el de 1975 (6’38"), la primera vez en la que don Juan Carlos se dirigió a los españoles por Nochebuena.
La alocución del año 2011 duró 13 minutos y 26 segundos, con un total de 1.540 palabras. El Rey batió todos los récords en 1979, cuando su discurso alcanzó una duración de 23 minutos, aunque el mismo estuvo aderezado con una suerte de vídeo reportaje sobre la figura y la labor del jefe del Estado y contó con una introducción en la que aparecía la Familia Real al completo, con una escena en la que, frente a una chimenea, la Reina Sofía y las infantas departían en un sofá mientras el joven Príncipe Felipe terminaba una partida de Backgammon.

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