Las mujeres casadas cumplen con el rito de mandar en Zamarramala (Segovia)

  • Las alcaldesas de Zamarramala, en Segovia, representaron hoy la autoridad y el poder de las mujeres casadas durante la fiesta de Santa Águeda, donde los hombres "están que trinan por entrar en la cocina", como dice la copla popular.

Aurelio Martín

Segovia, 10 feb.- Las alcaldesas de Zamarramala, en Segovia, representaron hoy la autoridad y el poder de las mujeres casadas durante la fiesta de Santa Águeda, donde los hombres "están que trinan por entrar en la cocina", como dice la copla popular.

Cambian los personajes pero el ritual es el mismo en torno a la figura femenina, prototipo de la mujer castellana a la que abrían paso respetuoso los hombres allá por donde se encontrara, pero también en favor de la igualdad y contra la violencia machista.

Poco se sale del guión de la multitudinaria fiesta, que viene celebrándose desde 1227, en una jornada que comienza muy pronto, ya que ellas tardan dos horas en vestirse, hasta que acude a recogerlas el párroco, con la música de la dulzaina y el tamboril.

Traje de gala y poderío para las alcaldesas, las hermanas Alicia y Carmen Grande Velasco, con bastón de mando, la montera rematada por doce botones, llamados los doce apóstoles, y joyas, señales externas del núcleo festivo.

Recogida en andas, la imagen de la santa y mártir Águeda, a quien cortaron los pechos, la comitiva se dirige hacia la entrada de lo que era antigua colación, hoy barrio de la ciudad, donde se observa una bella panorámica de la Segovia antigua, amurallada.

Frente al alcázar, los hombres realizan los juegos de banderas y escolta de alabardas, arrebatadas a los sarracenos en la conquista de la fortaleza, gracias a la intervención de las mujeres, que ahí se ganaron los privilegios reales, según la tradición.

La actriz Ana Duato, cuyo personaje en "Cuéntame cómo pasó", de TVE representa la evolución de la mujer española en las últimas décadas, ha sido hoy la destinataria del "Matahombres de oro", un alfiler con el que las mujeres se sujetaban las enaguas y espantaban a los hombres en sus bailes exclusivos.

Después de más de una década en la pantalla es difícil diferenciar a Duato de la Mercedes de la familia Alcántara, mientras confiesa estar feliz con Mercedes, porque "está hecha de muchas mujeres anónimas, madres, amas de casa, trabajadoras, heroínas; también de muchos sueños, ambiciones y también de fracasos".

La apuesta de Duato: "Que llegue el día en que no haya que hablar de diferencias, hemos avanzado muchísimo, excepto en conciliar la vida familiar y la laboral, es muy difícil estar al cien por cien en el trabajo y en casa".

También feliz, Julio Michel, director de "Titirimundi", festival que ha recibido el título de "Ome bueno e leal" que, según el responsable, "ha venido a redimir a los titiriteros, se les recibe con honores, porque lo que hacen es invadir las ciudades con ilusión y utopía".

Hasta la política se ha visto afectada por el cambio de mando porque el secretario de Organización federal del PSOE, Óscar López, se ha visto desplazado de primera línea por su esposa, Marta Suárez Sánchez Ocaña, que ha recibido el título de aguedera honoraria.

Además, también han recogido su nombramiento la subdelegada del Gobierno, Pilar Sanz, y las periodistas Patricia Martín y Reyes Santos.

Han sido generales las coincidencias en cuanto al necesario entendimiento entre hombre y mujer, pero quien termina en la hoguera es el pelele o el mono, un muñeco de paja, rociado con gasolina, que las alcaldesas prenden entre mofas y coplillas, de las que no se ha escapado la clase política.

Vino y chorizo cocido hacen más llevadero el día a los hombres, sumisos y encargados de tareas domésticas a las que están poco acostumbrados, pero eso sí, en solitario, porque ellas lo celebran juntas, o sacan el alfiler. EFE

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