El 'playerito pectoral', el ave que recorre 13.000 kilómetros en busca de sexo

  • Los machos de esta especie pueden aguantar casi sin dormir durante todo el periodo fértil de las hembras.

    El estudio reveló que alguno de estos 'playeritos' visitaron hasta 24 zonas de apareamiento diferentes en cuatro semanas.

El 'playerito pectoral', el ave que recorre 13.000 kilómetros en busca de sexo
El 'playerito pectoral', el ave que recorre 13.000 kilómetros en busca de sexo
J.L.B.S
J.L.B.S

Un estudio realizado por Bart Kempenaers y Mihai Valcu, ambos del Instituto Max Planck de Ornitología en Seewiesen (Alemania), ha revelado que los machos de 'playerito pectoral' ('Calidris melanotos') vuelan miles de kilómetros cada año para aparearse con la mayor cantidad de hembras.

Esta especie de ave pasa la mitad de su vida en el hemisferio sur y la otra mitad cerca del círculo polar ártico, época que coincide con su periodo de celo y cuando los investigadores descubrieron que los machos son capaces de recorrer miles de kilómetros en busca de hembras receptivas, según detallan en un artículo que publica en su web el Instituto Max Planck de Ornitología.

El estudio reveló que alguno de estos 'playeritos' visitaron hasta 24 zonas de apareamiento diferentes en cuatro semanas, lo que supone una media de 3.000 kilómetros recorridos, e incluso uno de ellos alcanzó los 13.000 kilómetros, distancia similar a la que luego han de recorrer para regresar al hemisferio sur "lo que aparentemente no supone ningún problema para este pájaro de unos 100 gramos de peso", según ironiza Kempenaers.

Los autores creen que este comportamiento, que se documenta por primera vez, puede repetirse en otras especies en las que los machos se concentran en la búsqueda del mayor número de parejas y se desentienden del cuidado de las crías.

Un trabajo anterior realizado por Kempenaers reveló otra conducta sorprendente de esta especie ya que, al medir su actividad cerebral, detectó que podían aguantar casi sin dormir durante el periodo fértil de las hembras e incluso uno de los ejemplares estuvo activo el 95% del tiempo durante casi tres semanas, una falta de sueño que implicaba un mayor número de apareamientos y, por lo tanto, más descendientes.

Mostrar comentarios