El comisario jubilado José Manuel Villarejo, principal investigado en la causa 'Tándem' ha pedido a la Audiencia Nacional que declare nulo todo lo actuado en la pieza separada número 28, que versa sobre el intento por parte del expolicía de vender información sensible desde la cárcel, porque se ha vulnerado su derecho a la tutela judicial efectiva, a un juicio justo y a un proceso con todas las garantías "por la preordenación del proceso con fines espurios".
En el escrito, al que ha tenido acceso Europa Press, Villarejo se pone en el papel de codefensor de sí mismo y pone el foco en que en el origen de la pieza en octubre de 2020 el juzgado tomó decisiones "excepcionales" basadas en oficios de Asuntos Internos que tenían el objetivo de poder "justificar la injustificada prolongación al máximo posible de su prisión provisional", que ya por aquel entonces llegaba a los tres años. Apunta que tanto esta pieza como la 27 se inician por "oficios como siempre falsos de Asuntos Internos".
Villarejo considera que el juez instructor, Manuel García Castellón, se dejó llevar por la buena fe y no dudó de los oficios de Policía, por lo que "no comprobó que todo lo que escribían era pura y simple basura". Así, critica que la denuncia que da pie a esta pieza, tras el supuesto ofrecimiento de información a la defensa de los Pujol por parte de un preso que compartía prisión con Villarejo, provenía directamente de un "mercenario", en alusión al detective de Método 3 Francisco Marco.
A lo largo del escrito, el comisario ataca también el origen de 'Tándem' -dice que parte de una denuncia anónima que no era tal porque provenía del que define como agente del CNI David Vidal-, y apunta que ya en la sentencia del 'caso Nicolay' (causa de la que ha sido absuelto) se cuestiona la labor de los "parciales investigadores, los mismos que casualmente alimentan la causa Tándem". "Más que oficios policiales deben considerarse guiones novelados", añade.
Se usaron satélites como en "una operación antiterrorista"
En este contexto, el ahora comisario jubilado sostiene que después de "casi cuatro años" desde la apertura de las referidas piezas "y salvo un cúmulo de informaciones falaces y singularmente vagas, nada hay hoy que sustente una mínima verosimilitud de las acusaciones que se hicieron". Todo ello, destaca, "pese a utilizarse todo tipo de medios electrónicos, incluso satélites, como si de una operación antiterrorista se tratara". "Nunca se consiguió ninguna prueba incriminatoria", incide.
A su juicio, eso hace que no haya justificación en la "urgencia con que se adoptaron toda una serie de medidas de conculcación de derechos como los sufridos, razón por lo que ahora", añade en su escrito, "la instrucción parece discurrir a cámara lenta". A este respecto, y "pese a la total inexistencia de pruebas contra" su esposa, critica que se interviniesen sus teléfonos durante meses, fuese registrado su domicilio y se procediese a su detención más de 72 horas.
Así las cosas, reprocha a la Fiscalía que se lanzase "temerariamente a acusar sin fundamento alguno" sin antes "haber valorado el origen espurio" de las denuncias que dieron lugar a las dos referidas líneas de investigación. Por último, Villarejo denuncia la desaparición de "la mayoría de las declaraciones de los investigados, así como las conversaciones telefónicas" de su esposa "y siempre por 'problemas técnicos', nunca justificados". Todo ello, anuda, "deja en evidencia el trapicheo de esta pieza".
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