Adiós al Boeing 747: el avión que cambió el mundo para siempre

  • Estos días Delta Air Lines jubilará definitivamente sus últimos Jumbo, en lo que será el adiós definitivo a uno de los iconos de la aviación
Uno de los Boeing 747-400F de Singapore Airlines Cargo que siguen en activo / BriYYZ
Uno de los Boeing 747-400F de Singapore Airlines Cargo que siguen en activo / BriYYZ
Uno de los Boeing 747-400F de Singapore Airlines Cargo que siguen en activo / BriYYZ
Uno de los Boeing 747-400F de Singapore Airlines Cargo que siguen en activo / BriYYZ

El 22 de enero de 1970 el Boeing 747 realizó su primer vuelo comercial entre Nueva York y Londres. Casi 48 años después, el avión está a punto de despedirse de los cielos estadounidenses.

El pasado lunes, Delta Air Lines realizó uno de los últimos vuelos de despedida de sus Boeing 747, lleno de empleados y clientes, desde su centro en Detroit a la planta de Boeing en Everet, Washington, rememorando el primer viaje de prueba del aeroplano, que tuvo lugar el 9 de febrero de 1969. Estos días la aerolínea jubilará definitivamente sus últimos 747 tras una serie de vuelos conmemorativos, el último programado en enero, en lo que será el adiós definitivo de la compañía a uno de los iconos de la historia de la aviación.

Este avión, más que ningún otro, hizo que los vuelos de largo alcance se convirtieran en el fenómeno masivo que son hoy en día, pues fue el primer avión de gran capacidad que podía recorrer distancias de hasta 10.000 kilómetros.

“El alcance del avión le permitió ir a cualquier parte del mundo”, ha explicado Michael Lombardi, historiador corporativo de Boeing en Bloomberg. “Fue en ese momento de la historia cuando toda la humanidad tuvo la capacidad de tomar un vuelo. Fue el avión que estrechó el mundo. Ese es el legado del 747”.

Historia de un superventas

En la década de los 70, millones de personas empezaron a viajar a tierras lejanas con las que por aquel entonces siquiera se podía conectar por teléfono; pero, además, el Boeing 747, que se ganó el sobrenombre de “Jumbo”, fue el primer hito en el abaratamiento progresivo de los pasajes transoceánicos.

Juan Trippe, el fundador de Pan American World Airways y ‘capo’ absoluto de la aviación de la época, quería que los nuevos aviones de pasajeros tuvieran un diseño de pasillo único con dos cubiertas. Pero Joe Sutter, conocido como el padre del 747 –que murió el pasado año a los 95 años–, estaba convencido de que esa configuración condenaría a muerte a la nueva generación de grandes aviones y se empeñó en diseñar la aeronave con un solo piso y doble pasillo. Su equipo, que recibió el apodo de “los increíbles”, desarrolló el avión en menos de dos años y medio, superando el problema con ciertos motores inestables y la posibilidad de un colapso financiero.

Joe Sutter, el padre del 747 / Boeing
Joe Sutter, el padre del 747 / Boeing

Pero la idea de Sutter fue todo un éxito. El 747 tenía más del doble de capacidad que la nave comercial más grande de la época: en los primeros modelos podían viajar 370 pasajeros. Pero, además, sus nuevos motores turbofán duplicaban la potencia de otros reactores de la época con un tercio del consumo.

Fue además la primera aeronave en introducir comodidades que hoy damos por supuestas, como los primeros compartimientos superiores de equipaje y el primer sistema de sonido, apodado “Deltasonic”, en el que se podía escuchar a The Beatles, Burt Bacarach o Beeethoven.

También fue, desde los años 90, el avión elegido para transportar al presidente de Estados Unidos, el famoso Air Force One, nombre que en realidad designa a dos aeronaves que son una versión modificada ex profeso del 747-200.

Ha servido incluso para transportar los transbordadores espaciales desde sus lugares de aterrizaje a las bases de Nasa.

Un Boeing 747 transporta al transbordador espacial / Pixabay
Un Boeing 747 transporta al transbordador espacial / Pixabay

Auge y caída de un mito

Pero, pese a sus continuas modificaciones, con tan solo 14 pedidos sin completar en la cartera de Boeing, parece que el mítico avión de cuatro motores ha caído en desgracia. La propia Delta, que llora la despedida de sus 747, acaba de comprar 100 aviones a Airbus, su rival directo. Y no es la única aerolínea que ha abandonado a los míticos “Jumbo”.

Tras ser el avión de pasajeros por excelencia durante décadas, el Boeing 747 ha ido desapareciendo poco a poco de la flota de las aerolíneas. El 7 de julio de 2006 aterrizó en Barajas el último de estos aviones con los que contaba Iberia, que ha sustituido su flota de largo recorrido por los Airbus 330 y 340, al igual que muchas grandes compañías.

Desde 1968, Boeing ha despachado 1.540 Jumbo. En 2002, el 747 completó 33.000 vuelos transportando 10,5 millones de pasajeros en 50 aerolíneas. Fue su año de mayor presencia, pero a fecha de julio de 2017 solo quedaban 489 aviones en activo, muchos de ellos al borde de la jubilación.

Parece que solo la Casa Blanca sigue apostando por el Jumbo –quizás por una mezcla entre patriotismo y megalomanía– y, Trump mediante (que ya ha dicho que renovar la flota presidencial es muy caro), el nuevo Air Force One será un Boeing 747-8.

Lo cierto es que, poco a poco, las compañías han dado paso a los nuevos aviones de dos motores, como el Boeing 777 o el Airbus A330, que gracias a los avances en la ingeniería son capaces de recorrer cada vez más distancias a un menor coste. Hoy todo el mundo da por hecho que esta familia de aviones bimotores, más pequeños pero con capacidad para entre 200 y 300 pasajeros, serán los nuevos amos del cielo. Pero el 747 siempre estará en nuestra memoria.

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