Alexa quiere criar a tus hijos (y podría hacerlo mejor que tú)

  • Los robots controlados por voz empiezan a enfocarse al público infantil y ya disponen de funciones para formar y entretener a los más jóvenes.
Niño jugando
Niño jugando

En 2018, criar a un hijo sigue siendo una ardua tarea incluso para los padres más experimentados. A pesar de los avances técnicos y de conciliación laboral, hay cosas que nunca cambiarán: la incómoda pregunta sobre el origen de los niños que todo padre delega en una inocente cigüeña, las discusiones sobre la hora de irse a la cama o sobre la importancia de lavarse los dientes, o el clásico cuento antes de dormir que exige a los extasiados padres una mezcla letal de inventiva y de vigilia a unas horas en las que el cerebro sólo quiere descansar.

Por eso, no es de extrañar que en los últimos años los nuevos padres hayan empezado a delegar, siquiera parcialmente, ciertas tareas en la tecnología más puntera: si los niños de los 80 nos quedábamos embobados delante del televisor viendo Barrio Sésamo, la generación 'post-millenial' se entretiene y se forma gracias a cualquier dispositivo conectado a la red. Algo que ha ido un paso más allá desde que la inteligencia artificial ha ido conquistando terreno a los humanos. El mejor ejemplo son los robots controlados por voz que ya son capaces de llevar a cabo algunas de las tareas antiguamente reservadas a los padres, tal y como resume este artículo de Inc.

Alexa y Google Assistant saben más cuentos que cualquier padre

Tanto Alexa -el asistente de voz integrado en el Amazon Echo- como la versión de Google Home -llamada simplemente Assistant- estaban concebidas originalmente para un público adulto: entre sus funciones más utilizadas se encuentran la introducción de anotaciones en una agenda virtual o la búsqueda y reproducción de música a demanda. Dos utilidades que poco tienen que ver con la infancia; por un lado, porque no parece probable que los niños necesiten apuntar en el calendario que la reunión de trabajo del lunes se pospone y, por otro lado, porque con seis años sólo algunos prodigios como Mozart poseen un criterio formado en materia musical.

Alexa
Asistente de voz Alexa / Amazon Echo

Sin embargo, algunas funciones de estos asistentes virtuales han empezado no sólo a ser útiles para los niños, sino que directamente están enfocadas a ellos como, por ejemplo, la selección de cuentos infantiles disponible en Amazon Echo: cuando un padre activa el comando diciendo “Alexa, cuéntale un cuento a Juan”, el dispositivo es capaz de desarrollar una historia personalizada con el nombre del niño incluido, con cientos de variantes. También dispone de un repertorio de canciones infantiles para que los más jóvenes se estrenen en el mundo del karaoke.

El próximo paso, la inteligencia emocional

Si a esto le sumamos la inabarcable cantidad de información disponible en Internet, los asistentes de voz conectados a la red suponen una fuente de sabiduría inagotable para los más pequeños. El problema de esto es que, aunque un padre pueda evitar ciertas tareas como tener que recordar la lista de los reyes godos para poder enseñarle a su hijo, también existe un temor creciente ante una generación que crezca en un entorno casi exclusivamente digital, tanto por las implicaciones en su desarrollo socio-afectivo como en la información inexacta o sin contrastar que circula por la red.

“Estos dispositivos no poseen inteligencia emocional”, resumía Post Allison Druin, profesor de la Universidad de Maryland que estudia la relación de los niños con la tecnología, en un artículo publicado en marzo en The Washington Post. Y ese, quizás, sea el principal problema: aunque Alexa o Home sean capaces técnicamente de enseñarle a un niño la importancia de lavarse los dientes, ya que poseen información científica sobre los efectos del no cepillado, resulta inconcebible por el momento que un asistente de voz pueda ser asertivo, tener mano izquierda cuando se requiera o sea capaz de dulcificar sus respuestas ante temas delicados.

Existen algunas iniciativas pioneras, pero reducidas casi siempre al mundo de los podcast. Por ejemplo, Procter y Oral-B patrocinan un canal pensado para que los niños lo escuchen mientras se lavan los dientes con el objetivo de concienciarles. En cualquier caso, aún queda un trecho para que un robot sea capaz de educar, formar y negociar con los hijos. Eso sí, si algún día llega ese momento, debemos estar preparados (y temer) que puedan hacerlo mejor que sus propios padres.

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