Cómo encontrar un cuadro olvidado que vale 1.000 veces más de lo que se creía

  • Un tablero de la resurrección de Jesús atribuido a Mantegna podría valer entre 25 y 30 millones. Estaba abandonado en un sótano de un museo provincial
Fragmento del cuadro reatribuido a Mantegna / Accademia Carrara Bergamo
Fragmento del cuadro reatribuido a Mantegna / Accademia Carrara Bergamo
Fragmento del cuadro reatribuido a Mantegna / Accademia Carrara Bergamo
Fragmento del cuadro reatribuido a Mantegna / Accademia Carrara Bergamo

Un cuadro abandonado en un sótano de un museo provincial de Italia ha resultado ser un original del maestro del renacimiento Andrea Mantegna (1431-1506). Y esto significa que la pintura, un tablero de la resurrección de Jesús, podría valer mil veces más de lo que se creía: entre 25 y 30 millones.

El cuadro pertenece a la Academia Carrara, un museo localizado en la localidad de Bérgamo, una pequeña ciudad de poco más de 100.000 habitantes situada al norte de Milán. En marzo, el conservador del museo, Giovanni Valagussa, estaba preparando un catálogo de los cuadros de la Academia fechados con anterioridad a 1500 cuando se encontró un excelente tablero, que había sido eliminado de la exposición permanente del museo.

Buscando quién había retirado de la exhibición este cuadro, descubrió que en los años 30 el famoso historiador del arte Bernard Berenson lo había clasificado como una copia contemporánea de Mantegna y había sido asegurado por un valor de entre 20.000 y 30.000 euros.

Como cuenta Valagussa a The Wall Street Journal, además de la calidad del cuadro le llamó la atención encontrar un puntal de madera horizontal en la parte posterior de la pintura. Este sirve normalmente para adjuntar las tablas a un panel más grande, pero normalmente están en los bordes superiores o inferiores y esta estaba en el medio, lo que podría indicar que la pintura formara en realidad parte de un conjunto.

Se le ocurrió que la barra de madera podría, de hecho, haber estado cerca de la parte superior o inferior de una obra más grande de la cual la pintura que estaba estudiando era originalmente una parte. Encontró además otra pista vital: una pequeña cruz pintada en color oro cerca de la parte inferior de la imagen que aparentemente estaba desconectada de todo lo demás. Sin embargo, era idéntica a otra cruz en la parte superior de la pintura.

Fachada de la Academia Carrara, en Bérgamo / Accademia Carrara
Fachada de la Academia Carrara, en Bérgamo / Accademia Carrara

Encajando las piezas

Una posible explicación para haber pintado estas cruces es que el panel hubiera sido cortado para separar la cruz en la parte inferior de un poste que continuaba en el resto de la siguiente pintura hipotética. Valagussa comenzó a buscar otras obras de Mantegna que trataran sobre los eventos que seguían a la muerte de Jesús en la cruz, en busca de similitudes.

Valagussa se fijó entonces en una representación del Limbo –el lugar al que, según la teología medieval debió ir Jesús durante los tres días entre su muerte y resurrección–, firmemente atribuida al artista, que también mostraba a Jesús sosteniendo una bandera. Si se alinea el cuadro debajo de la cruz al pie del panel de Bérgamo, la piedra en las dos pinturas forma un arco continuo. Bingo.

La Resurección y el Descenso al Limbo encajan perfectamente / Accademia Carrara-Shoteby´s
La Resurección y el Descenso al Limbo encajan  / Accademia Carrara-Shoteby´s

Este trabajo, titulado Descenso al limbo y completado en 1492-93, salió a la venta en Sotheby's en Nueva York en 2003, y se vendió por más de 28 millones de dólares.

El personal de la Academia Carrara realizó además una inspección infrarroja del panel para ver qué había debajo de la superficie. Descubrieron que el artista había pintado escrupulosamente a soldados vestidos con dibujos de desnudos en las mismas posiciones. Aunque era una práctica que realizaban otros pintores, “fue algo que siempre hizo Mantegna”, asegura Valagussa.

Un error garrafal de un crítico muy bien pagado

Buscando cómo es posible que se perdiera un cuadro de Mantegna que a todas luces resulta sobresaliente los historiadores descubrieron que, de hecho, la Academia lo compró pensando que era original.

Los documentos muestran que el conde Guglielmo Lochis, uno de los principales benefactores del museo lo adquirió en 1846 y lo catalogó como auténtico. Unos años más tarde, Sir Charles Eastlake, el primer director de la National Gallery de Londres, vio el panel y no tuvo dudas, calificándolo de genuino.

Fue a principios del siglo XX cuando algunos especialistas empezaron a poner en duda la autenticidad de la pieza. En 1912 el cuadro fue atribuido al hijo de Mantegna y, dos décadas después, el que era por entonces el mayor experto en la pintura del Renacimiento, el estadounidense Bernard Berenson, concluyó que el cuatro ni siquiera era del taller de Mantegna y era solo una copia. Poco después el cuadro, ya defenestrado, fue retirado de la exposición permanente del museo y se le perdió la pista.

Bernard Berenson.
Bernard Berenson.

Berenson fue una figura importante en la atribución de la autenticidad de los cuadros del Renacimiento, en un tiempo en que estos atraían el interés de los coleccionistas estadounidenses. Sus juicios fueron ampliamente respetados en el mundo del arte, pero investigaciones recientes han arrojado dudas sobre algunas de sus autenticaciones, que se cree podrían haber estado influidas por las comisiones excepcionalmente altas que se le pagaban.

A través de un acuerdo secreto firmado en 1912, Berenson disfrutó de una estrecha relación con Joseph Duveen, el comerciante de arte más influyente de la época, que a menudo dependía en gran medida de la opinión de Berenson para completar las ventas de obras a coleccionistas prominentes que carecían de conocimiento sobre el tema.

Este evidente conflicto de intereses ha puesto en duda muchas de las identificaciones que Berenson realizó para Duveen, aunque en sentido contrario a lo que ocurrió con el cuadro de Mantengna: sus calificaciones resultaban ser, por general, más optimistas de lo que debieran para lograr subir el precio del cuadro y, por tanto, la comisión que se llevaba por su venta.

La razón por la que en este caso Berenson rechazo la autenticidad de un cuadro que, todo apunta, sí era original, es desconocida, pero teniendo en cuenta su historial no se puede descartar que existieran intereses que le llevaran a defenestrar la obra.

Intencionado o no, lo peor de este error en la atribución no es que los vecinos y visitantes de Bérgamo no hayan podido disfrutar del cuadro, sino que este no se ha conservado en las condiciones adecuadas y ha perdido parte de su colorido. Valagussa asegura que están trabajando en la restauración del panel y el museo espera reunir las dos piezas del conjunto en una exposición el año que viene, aunque el propietario de Descenso al Limbo no parece estar interesado en ceder la pieza.

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