Hace un par de semanas se celebraba en Valencia el VII Congreso de Investigación e Innovación en Enfermedades Neurodegenerativas (CIIIEN), en el que una de las notas positivas fue la previsión de que el Alzhéimer tendrá cura de aquí a entre cinco y 10 años, según los científicos. Sin embargo, las certezas que tenemos hoy en día sobre esta terrible enfermedad siguen siendo menores que sus sombras. Por eso, todo avance, por pequeño que sea, es bienvenido. Por ejemplo, determinar con qué frecuencia olvidamos actividades cotidianas del día a día (uno de los síntomas del Alzhéimer). Y eso es precisamente lo que intenta comprender un equipo de investigación liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Tal y como explica la Agencia SINC, los científicos han desarrollado un armario inteligente de cocina, con sensores magnéticos que instalan en las puertas del mueble y registran cuándo se abren y cierran. Estos movimientos están conectados con una placa de procesamiento (Raspberri Pi 3B) y un programa informático mide la manera en la que se llevan a cabo. La manera en la que un usuario abre y cierra la puerta permite a un armario de cocina inteligente medir su capacidad de memoria y detectar pérdidas de esta. Las últimas pruebas se han publicado en la revista 'Sensors' .
"La base para medir la memoria consiste en localizar el hecho de que el usuario abre las puertas de manera muy seguida una detrás de otra porque no encuentra lo que busca. El armario mide el porcentaje de veces que le ocurre esto al usuario y así estima su capacidad de memoria", explica Iván García-Magariño, investigador del departamento de Ingeniería del Software e Inteligencia Artificial de la UCM, en el citado artículo.
De esta manera, el armario podría detectar pérdidas de memoria inusuales o medir la evolución de la memoria de una persona con la enfermedad de Alzheimer, destaca el experto. Según la Sociedad Española de Neurología, cada año se diagnostican más de 40.000 casos de alzhéimer al año. Sin embargo, muchos pasan desapercibidos porque no se presta atención a síntomas como el de ir a buscar algo al armario y no recordar qué era.
Para validar estos dispositivos se realizaron pruebas en 23 sujetos de un rango de edad entre 18 y 60 años a los que se les pidió recordar dónde estaba situada una veintena de objetos que habían visto previamente en tres compartimentos del armario. Junto a esta actividad, se llevó a cabo un test de caras y nombres validado internacionalmente. "La correlación entre las medidas de nuestro armario y las medidas del test validado eran estadísticamente significativos. Por tanto, concluimos que nuestro armario era capaz de medir la memoria de acuerdo con los experimentos realizados", asegura el experto de la UCM.
A la espera de desarrollar otras aplicaciones como la lectura de emociones o de estados nutricionales, García-Magariño explica que "el plan es comercializar el producto cuando todas las funcionalidades en su conjunto sean lo suficiente valiosas como para que los potenciales clientes estén dispuestos a comprarlo". Además de la UCM, en el desarrollo de este armario participan la Universidad de Zaragoza, la Universidad de Harvard, el Hospital General de Massachusetts y la empresa aragonesa Edison Desarrollos.
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