Gestión del dinero

El truco de Bill Gates: ahorrar como un pesimista e invertir como un optimista

El fundador de Microsoft, uno de los hombres más ricos del planeta, tiene clara su filosofía para aumentar el patrimonio incluso en tiempos de crisis.

La 'ley' de las tareas matutinas de Bill Gates y Jeff Bezos para ser productivo durante el día
El truco de Bill Gates con el dinero: ahorrar como un pesimista e invertir como un optimista
Agencia EFE

A pesar de los múltiples libros de ayuda con las finanzas personales que circulan por el mercado, no existe una fórmula mágica para llegar a ser rico. Ni siquiera para acaudalar una modesta fortuna. Cada persona es un mundo y lo que para unos es un gasto necesario, para otros no lo es. Por eso, el único modo de no tener problemas financieros reside en llevar una economía saludable. Y ahí pocas personas pueden darnos lecciones más valiosas que quienes aplican el mismo patrón para patrimonios millonarios que para los hogares más modestos. Por ejemplo, el caso de Bill Gates.

Más allá de sus teorías sobre la productividad matutina, Gates es conocido por su tendencia a invertir en algo únicamente cuando tiene una confianza ciega, pero también tiene un lado desconocido para la mayoría que tiene que ver con el ahorro: desde el día en que fundó Microsoft, siempre ha insistido en tener suficiente dinero disponible en el banco para mantener viva la empresa durante al menos 12 meses incluso sin tener ingresos. Una política que, si bien no todas las empresas pueden asumir, está pensada para evitar desastres financieros para los trabajadores que están en el proyecto. Ahorro e inversión son los dos pilares de Gates, pero con matices.

Ahorrar como un pesimista

Crisis financieras, desastres climáticos, cambios políticos de calado, cierre de empresas, automatización del empleo... Aunque en el día a día no reflexionemos mucho sobre ellos, hay innumerables factores externos a nosotros que pueden condicionar nuestro bienestar económico a corto, medio y largo plazo. Incluso puede que ese condicionante sea propio, como una larga enfermedad, una separación, la muerte de un familiar cercano o cualquier proceso traumático que nos provoque un período de depresión o de baja laboral. "Si algo malo puede pasar, pasará", que afirma la Ley de Murphy.

El pesimismo, que suele ser un atributo considerado negativo en nuestra sociedad, es una condición indispensable del buen ahorrador, tal y como explicaba Bill Gates en el programa 'The Ellen DeGeneres Show' en 2017: prever las posibles consecuencias de una situación de crisis, esperar lo peor el mes que viene y ser un poco paranoico con el dinero puede suponer la diferencia entre una economía saneada y vivir cada mes al límite. Porque ahorrar de manera sistemática y responsable siempre es mejor que tener que apretarse el cinturón en la segunda quincena por haber tenido que afrontar algún gasto imprevisto. Una lección que vale tanto para una startup como para un hogar medio.

Invertir como un optimista

Pero no solo vale con el ahorro. Para Gates también es fundamental pensar en el futuro y la mejor forma de hacerlo es invirtiendo. Por ejemplo, cuando uno decide comprarse una casa, resulta idílico que sea el hogar de toda su vida, pero al menos dispone de un activo que le permite ahorrar (no se pierde dinero mes a mes en el pago de un alquiler) y, paralelamente, se trata de un bien que se puede vender con el tiempo, obteniendo un beneficio por ello. La inversión es uno de los pilares de la economía y se basa en que las sociedades modernas apuestan por la innovación para crecer y, por tanto, cuando uno deposita su dinero en ese crecimiento potencial está apostando por un retorno mayor en el futuro. O, al menos, que permita ir a la par que la inflación, uno de los indicadores más evidentes del crecimiento económico.

Se trata de una lección básica de economía, pero no por ello menos importante para Bill Gates. Y, por ello, en su charla con DeGeneres explicaba que para conseguir gestionar eficazmente el dinero se ha de combinar ese ahorro previo basado en el pesimismo con un plan de inversiones lo más optimista posible. Es decir, que aún sabiendo que diariamente existen riesgos que pueden afectar a la economía, la clave reside en pensar que en algún momento todo pasará. Por ejemplo, probablemente en unos años recordemos la crisis del coronavirus como un mal momento en la historia reciente, pero solo los que se atrevieron a invertir durante esta crisis (en empresas farmacéuticas, en Bolsa o simplemente comprando una vivienda) podrán disfrutar en el futuro de un retorno de esa inversión.

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