Cinco rasgos por los que se puede identificar de inmediato a un mal jefe

  • Muchos de los peores jefes son aquellos que muestran distintas caras en función de su interlocutor. Y hay que saber distinguirlos
No siempre es fácil identificar a un mal jefe desde las posiciones directivas / Pixabay
No siempre es fácil identificar a un mal jefe desde las posiciones directivas / Pixabay

Tener a un jefe con el que no te entiendes es una de las peores cosas que pueden ocurrirte en el trabajo. Hay personalidades que, sencillamente, no encajan. Pero esto no siempre quiere decir que tu jefe sea un mal líder.

Un mal jefe de verdad es aquel que te hace la vida imposible a ti y a la mayoría de personas de su equipo, pero de una forma que no siempre es sencilla de identificar. Como apunta en Inc. Marcel Schwantes, fundador de la consultoría Leadership From the Core, el buen liderazgo se basa en satisfacer las necesidades de tus empleados y desarrollar su pleno potencial.

Esto no siempre se basa en ser un tipo simpático. Muchos de los peores jefes son, precisamente, aquellos que muestran distintas caras en función de su interlocutor: siendo extremadamente solícitos con la dirección y comportándose como auténticos cretinos con sus subordinados. Y es por ello por lo que suelen sobrevivir tanto tiempo.

En solo unos meses un trabajador puede observar que su jefe no está actuando con honestidad hacia sus subordinados, pero muchas veces la dirección ignora esta circunstancia, y es algo que puede arruinar el trabajo de todo un departamento. Es por ello por lo que todos los directivos deberían tener en cuenta estos cinco rasgos que, como explica Schwantes, identifican a los malos líderes. Muchos de ellos van de la mano, y son propios de personas tóxicas para cualquier empresa, que jamás hay que tener en puestos de responsabilidad.

1. Tiene tendencias narcisistas

Como apunta el diccionario de la Real Academia Española, el narcisismo se caracteriza por una “excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras”. En sus formas más graves es, de hecho, un trastorno de la personalidad, reconocido como tal en los manuales de diagnóstico psiquiátrico.

Un jefe narcisista puede arruinar la carrera de cualquier empleado, pero además echar por tierra el trabajo de equipos enteros. Como explica el psicólogo clínico Joseph Burgo en su libro The Narcissist You Know, el comportamiento de este tipo de personas “se basa en el desprecio para hacer que los demás se sientan como perdedores, demostrando que ellos son los ganadores en el proceso. Menospreciará tu trabajo o lo ridiculizará en las reuniones. Cuando necesite algo de ti, puede convertirse en una amenaza. En su forma más tóxica, te hará dudar de ti mismo y de tu valor para la empresa”.

Por desgracia, una de las principales características de las personas narcisistas es que resultan atractivas. Como explica la psicóloga Melanie Greemberg en Psychology Today, las investigaciones muestran que las personas narcisistas que tienden a manipular al resto para perseguir sus propios intereses egoístas son especialmente encantadoras y atractivas a primera vista”.

Si tienes a un narcisista de jefe hará lo posible por sacar el máximo beneficio de tu trabajo dándote el menor crédito y si te toca como colega será el típico trepa, que te usará para escalar posiciones. Huye de ellos como de la peste.

Los jefes que están todo el día vigilando a sus empleados no son buenos líderes / Pixabay
Los jefes que están todo el día vigilando a sus empleados no son buenos líderes / Pixabay

2. Es controlador

Un buen jefe es aquel que puede delegar tareas a sus empleados, pues existe la confianza recíproca para que el trabajo salga adelante en las mejores condiciones. Por el contrario, los malos líderes son incapaces de crear un buen ambiente de trabajo y la única manera que tienen de que la cosa llegue a buen puerto es controlar la actividad de sus empleados al milímetro.

Ni que decir tiene que esta forma de trabajar mina la creatividad del equipo, pues si los trabajadores no tienen el más mínimo margen de acción se limitarán a hacer lo mínimamente indispensable para que no les caiga una bronca.

3. No reconoce el trabajo bien hecho

Una de las formas más sencillas de identificar a un mal jefe pasa por observar cuántas veces atribuye un éxito de su equipo a sus subordinados. Todos hemos conocido al típico jeta que, cuando algo sale mal, echa la culpa a sus empleados, pero se atribuye la autoría de cualquier cosa que salga bien. Apropiarse del trabajo de sus subordinados es, de hecho, el aspecto que más molesta a los empleados de sus jefes, según un informe de la consultora BambooHR.

Reconocer a un trabajador cuando ha hecho un buen trabajo es la mejor forma de motivarle, y es una característica indispensable de los buenos jefes. Como apunta un informe de Gallup elaborado entre más de cuatro millones de empleados en todo el mundo, las personas que reciben regularmente un reconocimiento por el trabajo bien hecho son más productivas, tienen un mayor compromiso, y tratan mejor a clientes y proveedores.

Las personas narcisistas suelen causar una buena primera impresión / Pixabay
Las personas narcisistas suelen causar una buena primera impresión / Pixabay

4. No comparte información

Pocas cosas hay que molesten más a un trabajador que recibir órdenes sin una clara explicación o enterarse por terceras personas de la empresa que va a haber un cambio en el departamento que tu jefe conoce desde hace semanas y del que no ha informado a nadie.

Como apuntábamos, todos los rasgos del líder tóxico están relacionados y cuando una persona solo busca sacar provecho de sus trabajadores es lógico que les oculte información, llegando a tener comportamientos que solo pueden calificarse como paranoicos.

La base de toda buena relación –laboral y personal– es la confianza, y es imposible labrar esta ocultando información o, directamente, engañando a tus empleados. Al contrario, los trabajadores que tienen jefes que comparten la información abiertamente les respetan más, son más innovadores y resuelven los problemas de forma mucho más eficaz.

5. No se preocupa por el bienestar de sus empleados

Como explicábamos antes, la característica común que une a todos los malos jefes es lo poco que le importan sus empleados, que son solo un instrumento a mayor gloría de su persona. Es muy fácil identificar un mal líder viendo, sencillamente, que trato dispensa a sus empleados en el día a día.

Una persona que no muestra ninguna empatía hacia la vida personal de sus trabajadores nunca será un buen líder, pues no generará la confianza necesaria para construir un equipo eficaz.

Cuando en un ambiente de trabajo se ignora el bienestar de los empleados en favor de la productividad y el beneficio crece el estrés, el absentismo y, claro está, la rotación, pues no todo el mundo es capaz de aguantar en un trabajo rodeado de personas a las que tu vida no les importa lo más mínimo.

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