El boom del fútbol femenino: por qué las jugadoras de élite necesitan otro empleo

El fútbol femenino regional vive su "mejor momento" aunque "queda camino por recorrer"
El fútbol femenino regional vive su "mejor momento" aunque "queda camino por recorrer"
EUROPA PRESS

En 2018, las jugadoras de la Selección Española de Fútbol salieron del anonimato. Hasta entonces ni siquiera llevaban camisetas con su nombre. Durante el último Mundial, las futbolistas españolas acapararon el foco mediático, atendieron a cientos de aficionados y recibieron ofertas de patrocinadores que hasta el momento solo se habían interesado por las competiciones masculinas. ¿Cuáles son las claves del 'boom' del fútbol femenino en España?

Para Miguel Galán, presidente de CENAFE, el quid está en la política. Según explica a La Información, el número de mujeres que aspiran a convertirse en entrenadoras ha crecido notablemente, pero esta tendencia aún no se refleja en las grandes ligas: "En España no hay ningún equipo masculino de primera división entrenado por una mujer, y lo mismo ocurre con el arbitraje".

Según Galán, la Federación Española de Fútbol (RFEF) no se interesó por los equipos femeninos hasta el cambio de dirección de 2018, cuando se designó como presidente a Luis Rubiales. No obstante, Galán atribuye esta reciente deferencia a un interés "electoral".  Asegura que fueron voces como la de Vero Boquete, excapitana de la selección española, o la suya propia, las que encabezaron la reivindicación de una acción institucional que "estaba estancada" e impedía el desarrollo del fútbol español

La batalla por la igualdad, dentro y fuera del campo, no está siendo fácil para las jugadoras. Tal como ha trasladado la Real Federación de Fútbol de Madrid (RFFM) a este diario, en la Comunidad esperan un incremento en el número de equipos federados, cuyas cifras se sabrán en septiembre, aunque tampoco prevén que este aumento sea "demasiado brusco". El  verdadero avance del fútbol femenino en esta región, según señalan desde la Federación, no ha sido tan cuantitativa como cualitativa: "Hasta hace poco más de un año solo existían dos categorías, aficionado y juvenil; ahora las jugadoras también compiten en cadete e infantil". Una transformación que hace más atractiva la competición femenina.

La ruptura del 'techo de cristal'

Además de estos primeros pasos, el fútbol femenino necesita una "apuesta total" que cuente con el respaldo político, según explica el presidente de CENAFE. Galán asegura que la prioridad debe marcarse en solventar el tema económico: "De los 170 millones de presupuesto para el fútbol español, el femenino se lleva entre un 2 y un 3%". Esto se traduce en una brecha salarial que se agudiza más que en otros sectores laborales: "Las dietas de las jugadoras de la selección femenina rondan los 60 o 70 euros diarios, frente a los 3.000 o 4.000 que perciben los jugadores masculinos", denuncia Galán.

Nuria Bravo, responsable de Comunicación de la RFEF, explicó a este diario que se espera un incremento notable en el número de equipos federados en 2019, algo que relaciona directamente con la "visibilización brutal" que ha logrado el Mundial de Francia de hace unas semanas: "La competición de hace cuatro años la cubrieron cuatro medios, la de este año casi treinta". Se trata de un camino que se inició la pasada primavera, con la retransmisión de la Copa de la Reina en Telecinco, un episodio que para Bravo "sentó un precedente ". Todo ello "anima" a los patrocinadores y supone una inyección importante para un deporte que ha recibido el interés de marcas de primer nivel como Seat o Iberia, antes reservadas a las ligas masculinas, según explica Bravo.

No obstante, Bravo coincide con Galán en que la grieta presupuestaria , entre los equipos femeninos y masculinos, afecta directamente al rendimiento de las jugadoras que tienen que compaginar el deporte de élite con trabajos que les permitan salir adelante. Pero, ¿qué justifica esta desigualdad? La respuesta está en el convenio laboral. Las actividades deportivas se rigen por la Ley del Deporte de 1990, un texto que comprende dos convenios distintos para hombres y mujeres, algo que resultaría incomprensible para cualquier otra profesión. ¿Acaso alguien respaldaría que las reglas del trabajo entre profesores y profesoras amparasen estas diferencias?

Mostrar comentarios