Gestión de equipos

El truco para duplicar la productividad en la empresa: tener sentido del humor

Un reciente estudio relaciona el buen ambiente en el trabajo, a base de bromas y chistes, con un incremento del rendimiento entre los trabajadores.

Michael Scott en The Office
Michael Scott en The Office
Mitchell Haaseth

Puede que en 'The Office' se incumplieran todas las normas de prevención de riesgos laborales habidas y por haber, o se utilizase el chantaje como forma válida de negociación constante... ¡Pero es que era tan graciosa! La genial serie protagonizada por Michael Scott (Steve Carell) reflejaba desde el humor más absurdo las situaciones más cotidianas en una oficina, desde las reuniones de 'team-building' hasta los simulacros de evacuación. Una técnica que, sin llegar al extremo de provocar un incendio en mitad de la oficina para evidenciar la falta de un protocolo, deberían copiar todas las empresas del mundo. Y es que, aunque parezca mentira, sobrellevar el trabajo a base de bromas y chistes no solo es más divertido, sino que aumenta la productividad en una empresa en torno a un 50%.

Este es el sorprendente hallazgo de un reciente estudio de la Universidad de Stanford publicado en este artículo de 'Harvard Business Review'. En él, se evidencia que los líderes con cualquier tipo de sentido del humor (no hace falta que sean tan ineptos como Michael Scott) son vistos un 27% más motivadores y admirados por parte de su plantilla que los que no bromean. Además, sus empleados se sienten un 15% más comprometidos y, aún mejor, los equipos de este tipo de líderes tienen más del doble de probabilidades de resolver un desafío creativo, un porcentaje que en el estudio se traduce directamente en términos de rendimiento. Es decir, que indirectamente se aumenta la productividad de la plantilla un 50%.

Jennifer Aaker y Naomi Bagdonas, autoras del estudio de la Universidad de Stanford, explican que parte de este aumento de la productividad se debe a que la risa compartida acelera un sentimiento de cercanía y confianza. Por ejemplo, "cuando dos personas desconocidas fueron incitadas a reírse juntas durante cinco minutos antes de completar un ejercicio de compartir cosas personales, sus interacciones se consideraban un 30% más íntimas que otras parejas que conversaban sin haberse reído primero". Es decir, que el humor puede actuar como el catalizador de relaciones más íntimas o de confianza en el trabajo, lo que en última instancia supone un aumento del rendimiento cuando se necesita trabajo en equipo.

Y gran parte del poder del humor es química. "Cuando nos reímos, nuestros cerebros producen menos cortisol (induciendo calma y reduciendo el estrés) y liberan más endorfinas (que nos dan algo así como el 'colocón' de un deportista) y más oxitocina (a menudo llamada la 'hormona del amor'). Es como meditar, hacer ejercicio y tener sexo al mismo tiempo", explican las autoras. Tres actividades que distan mucho de poder practicarse impunemente en mitad del trabajo (a no ser que busques un despido procedente). Sin embargo, ahí es donde entra en juego la risa.

Y si no soy gracioso, ¿qué hago?

Las autoras del estudio señalan que el primer paso para crear un ambiente de trabajo en el que reine el humor (especialmente si eres el jefe) es reconocer que cualquier persona es divertida a su manera y que es posible perfeccionar tu propio sentido del humor y aprender a implementarlo de manera más efectiva. "Muchos de nosotros nos preocupamos porque nunca hemos sido el 'payaso de la clase' ni comediantes profesionales. Nos preocupa que nuestros chistes o historias no causen efecto alguno. Pero, he aquí lo que también muestra la investigación: la gente aprecia casi cualquier tipo de gracieta, siempre que no sea hiriente u ofensiva", señalan. Y no es difícil permanecer dentro de los límites del 'humor blanco'.

En esos límites hay espacio para todos: el que aprovecha para compartir con los demás sus propio despistes, quien utiliza recurrentemente los juegos de palabras y sueltas exageradas risotadas que contagian a los demás, el que utiliza bailes o expresiones corporales para hacer reír a sus compañeros... Incluso hay espacio para el humor más sarcástico e inesperado. Sea como fuere, permanecer ocho o más horas al día en un trabajo sin poder compartir momentos divertidos con los compañeros suele ser un síntoma de que algo no anda bien en la empresa. "Es hora de llevar más humor a nuestros lugares de trabajo, mejorando así nuestro bienestar, rendimiento del equipo e incluso los resultados de nuestras organizaciones. Ahora más que nunca, es hora de tomar el humor en serio", concluyen las autoras.

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