Cómo conseguir que te inviten a las reuniones de trabajo importantes

  • Hay muchas maneras de hacer ver a los demás que tu voz es imprescindible a la hora de celebrar esas reuniones.
No seas el último en enterarte / Pixabay
No seas el último en enterarte / Pixabay

En la película Wall Street (1987), el broker Bud Fox (Charlie Sheen) trata desesperadamente de conocer al gran inversor Gordon Gekko (Michael Douglas), hasta el punto de saltarse todos los protocolos y plantarse en su oficina echándole más cara que espalda y, tras una revelación de datos confidenciales que a día de hoy escandalizaría al mismísimo Mark Zuckerberg, consigue convertirse en su agente personal. En aquella ficción moralista, su asociación termina siendo un desastre, pero el personaje que interpreta Charlie Sheen es, sin duda, un buen ejemplo de cómo conseguir reuniones importantes con posibles clientes o socios de trabajo. Algo que también se plantea la experta en coaching Nina A. Bowman en este artículo de Harvard Business Review.

Conseguir que te inviten a una reunión a la que deseas asistir puede ser complicado a priori, pero a menudo es la mejor solución para darte a conocer. Sin embargo, Bowman recomienda que “antes de hacer ningún movimiento, pienses objetivamente si realmente necesitas ir a una reunión”. Para ello, propone un cuestionario estándar al que responderte a ti mismo con las siguientes preguntas: ¿puedes tomar alguna decisión en la reunión? ¿Te afecta directamente esa reunión? ¿Tienes información relevante que aportar? ¿Vas a aportar una perspectiva no representada? Si la respuesta es sí, entonces debes tener en cuenta los siguientes aspectos:

Evalúa tu valor

“Si quien organiza la reunión te ha dejado fuera, puede que no entienda qué valor le vas a aportar”, explica Bowman, quien cita el ejemplo de alguien que ejerce de organizador de las reuniones de trabajo sin ser el encargado del equipo, simplemente porque considera que los demás le ven idóneo para realizar este trabajo, mientras que el jefe se siente frustrado por no ser él quien la organiza. En estos caso, el problema se debe básicamente a una falta de comunicación: si el jefe no le explica a su subordinado su valor ejerciendo de organizador en las reuniones, difícilmente se dará cuenta de su importancia.

Si tienes razones para acudir a la reunión podrás mostrarlas / Pixabay
Si tienes razones para acudir a la reunión podrás mostrarlas / Pixabay

Evalúa tu estilo

“Puedes haberte quedado fuera de otra reunión por la manera en que los demás perciben tu comportamiento”, argumenta Bowman. En este sentido, cuando alguien sólo participa en las reuniones para desmontar ideas o poner objeciones a nuevos proyectos, suele ser percibido como poco constructivo -incluso si su trabajo es, como en el ejemplo que cita la autora, evaluar los riesgos legales de un producto o servicio- y terminas por ser descartado. Por eso, recomienda evaluar cómo hacer ver a los demás el valor de la información que aportas, pero siempre utilizando un estilo asertivo, implicándote en las ideas de los demás y proponiendo soluciones, no sólo desventajas.

Usa la estrategia correcta para cada situación

Según Bowman, existen distintas estrategias para afrontar cada situación concreta en la que te quedas fuera de una reunión. Por ejemplo, si tu jefe acude a todas las reuniones y te deja fuera, una buena manera de hacerle ver tu valor es hablar directamente con él para explicarle tus objetivos, exponerle tu interés en ir a determinadas reuniones o preguntarle si hay proyectos en los que puedas ayudar de algún modo. En cualquier caso, siempre es mejor comentarle tus ideas previamente para poder demostrarle tu valor antes de acudir a cualquier reunión.

Si se trata de alguien que intencionalmente te está excluyendo, Bowman considera que la mejor solución es hablar directamente con esa persona y explicarle los motivos (estrictamente laborales, dejando al margen cualquier apreciación personal) consideras que debes estar en esas reuniones. Y, si aún así nada cambia, otra opción es pedirle a alguien que vaya a acudir que le mande un email al organizador recomendándole que te considere para tratar un determinado tema en el que tengas cosas que aportar.

Por último, puede suceder que simplemente el organizador desconozca ese valor que crees que puedes aportar a la reunión. En este caso, lo principal es que tanto el organizador como quienes acuden a esa reunión sean conscientes de por qué deberías tener un asiento reservado, especialmente cuando se vayan a tratar aquellos temas en los que realmente tengas más que aportar que otros. Una buena forma de hacerlo es comentar previamente con el organizador o tus compañeros una perspectiva novedosa acerca de alguno de los temas a tratar. Y hacerle ver que tu presencia es indispensable.

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