Cómo disimular cuando recibes un regalo que no te gusta nada: tres sencillos trucos

  • La generalización de los tique regalo viene a suplir el mal gusto de algunos de nuestros familiares, pero no es suficiente. Aprende a fingir.
Cierras los ojos porque no sabes lo que te espera. / Pexels
Cierras los ojos porque no sabes lo que te espera. / Pexels

Por mucho que te quieran tus familiares y amigos, muchas veces fallan a la hora de escoger un regalo que te guste. ¿Cuántas veces hemos abierto un paquete con ilusión para descubrir algo que jamás usaremos? Tu cara de póquer no cuela: la persona que te ha dado el regalo sabe perfectamente que te ha parecido horrible.

La generalización de los tique regalo viene a suplir el mal gusto de algunos de nuestros familiares, pero no es suficiente. Si no queremos herir sensibilidades, lo ideal es que aprendamos a disimular al abrir nuestros presentes, como si todos fueran regalos maravillosos, aunque dentro haya una camiseta de Kukuxumusu.

Al fin y al cabo, como explican en 'The Conversation' las profesoras Elizabeth Stokoe y Jessica Robles, de la Loughborough University, dar y recibir regalos es un ritual humano lleno de significado social y cultural, y es importante ser generoso en ambas direcciones.

“Un componente importante del ritual de interacción es la reacción que acompaña a la apertura de un regalo y aceptación”, explican las profesoras. “Los niños pequeños están menos atados a tales restricciones y, a menudo, están más interesados en el paquete que en su contenido. Pero a medida que envejecemos, nos socializamos para mostrar una reacción adecuada: y aprendemos observando a quienes nos rodean”.

Normalmente, todos nos comportamos de manera correcta e, incluso, podemos fingir una sonrisa cuando alguna tía nos regala un jersey horrible que jamás nos pondremos, pero no siempre nos sale bien. Por ello, cuando vamos a recibir regalos potencialmente conflictivos –como los del típico amigo invisible–, lo ideal, explican las profesoras, es tener en mente estas tres estrategias:

1. Sé rápido

La reacción inmediata a un estímulo es la más sincera. Un retraso a la hora de dar las gracias es el mejor indicador de que no te ha gustado lo que has visto, por ello un “gracias” inmediato, sin pensar si quiera si lo que tienes entre manos es un disco de Operación Triunfo, seguido de una sonrisa, es la forma ideal de pasar desapercibido.

“Los retrasos son un buen indicador de una reacción negativa, por lo que una respuesta rápida es mejor”, explican las profesoras. “Así que prepárate para reaccionar rápidamente. La más mínima vacilación, incluso de la mitad de un segundo, implicará sentimientos negativos”.

2. Muestra el regalo a la concurrencia

“Si estás abriendo regalos frente a otros, muéstrales el regalo”, explican las estudiosas. “Una vez más, la velocidad es importante. Cuanto más rápido se involucres al grupo, más sugieres que estás emocionado u orgulloso de lo que ha recibido”.

Las profesoras recomiendan añadir un “ooo” o un “aaaa” para animar a la concurrencia a mostrar admiración por este armario para especias que te ha regalado el tío Juan. Qué considerado.

3. Dar las gracias no es suficiente

Como explican las profesoras, la parte final del ritual de entrega de regalos (te guste o no lo que recibiste) es el “agradecimiento”, que debe ser diseñado cuidadosamente por el destinatario. No basta con decir “gracias”. De hecho, decir solo “gracias” implica que no estás tan agradecido.

Debes decir algo en relación al regalo y cómo te sientes respecto a él: “¡Qué salsera más bonita!, es ideal para servir mi mayonesa casera”. A esto hay que añadir un uso inmediato que vas a darle al regalo –“Me viene genial, justo la semana que viene tengo invitados”–, lo conveniente del mismo –“Qué oportuno, se me acaba de romper la que tenía”– o lo bueno que es –“Esta salsera si que es útil, en la que tenía hasta ahora se derramaba todo”–.

Es cierto que estos consejos implican una cierta cantidad de engaño, sobre todo si una salsera te parece el enser más inútil de la historia, pero lo cierto es que la mentira es fundamental en un ritual de intercambio de regalos, como lo es en gran parte de las interacciones sociales. Siempre que nos preguntan qué tal estamos contestamos que “bien”, pues no le vas a contar tu vida a todo el mundo. Y lo mismo ocurre con los regalos: tienes que fingir que te gustan, aunque sean el horror. Ese es el verdadero espíritu de la Navidad.

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